Revista Coaching

¿Ganarás el pan con el sudor de tu frente?

Por Andresubierna

sudor

Como castigo a su ambición, Adán fue condenado por el Señor a trabajar la tierra con el sudor de su frente. El pasaje del Génesis (3:17) que explica este suceso refleja la manera en que la mayoría de la culturas, y especialmente las que han alcanzado la complejidad de la “civilización”, han concebido el trabajo: como una maldición que debe ser evitada a toda costa…

Con todo el debido respeto a la Biblia, sin embargo, no parece ser cierto que el trabajo deba ser necesariamente desagradable. Hay muchas evidencias de que el trabajo puede ser agradable y que, desde luego, a menudo es la parte más agradable de la vida. En especial el trabajo realizado de cierta manera nos habilita a quedar completamente absortos en la tarea que ejecutamos, lo que es fuente de una gran dicha y que permite realizar dicha tarea sin esfuerzo en lo que se denomina estado de flujo.

En el pasado, considerar que el trabajo emprendido como una actividad de flujo es la mejor manera para desarrollar las potencialidades humanas, ha sido frecuentemente propuesto por diversos sistemas religiosos y filosóficos. Para la gente imbuida de la visión del mundo cristiano de la Edad Media tenía sentido decir que mondar patatas era tan importante como construir una catedral, si ambas cosas se hacían para mayor gloria de Dios.

Uno de los ejemplos más interesantes de cómo el fenómeno de flujo aparecía en los pensadores de otras épocas es el concepto de yu aparecido hace 2.300 años en las escrituras del erudito taoísta Chuang Tzu. Yu es un sinónimo de la manera correcta de seguir el camino, o Tao: se ha traducido como “vagar”; como “caminar sin tocar el terreno” o como “nadar”, “volar” y “fluir”. Chuang Tzu creyó que yu era la manera apropiada para vivir, es decir, sin preocuparse por las gratificaciones externas, espontáneamente, con un compromiso total puesto en la tarea que se realiza.

Como ejemplo de vivir en yu -o en flujo- Chuang Tzu presenta una parábola acerca de un humilde trabajador. Este personaje es Ting, un cocinero cuya tarea era cortar la carne para la corte del señor Hui Wei.

“Ting cortaba un buey para el señor Wen-Hui. A cada toque de su mano, a cada elevación de su hombro, a cada movimiento de sus pies, a cada empujón de su rodilla, manejaba el cuchillo con entusiasmo, todo tenía un ritmo perfecto y él parecía estar bailando al ritmo de la música de Ching-shou.”

El señor Wen-Hui estaba fascinado por cuánto flujo (o yu) había encontrado su cocinero en el trabajo, de modo que felicitó a Ting por su gran habilidad. Pero Ting negó que fuese un asunto de habilidad: “lo que me preocupa es la Manera, que está más allá de la habilidad”. Entonces describió cómo había logrado su soberbio rendimiento: una especie de comprensión intuitiva y mística de la anatomía del buey, que le permitía cortarlo en pedazos con lo que parecía una facilidad automática: “la percepción y la comprensión llegan hasta cierto punto y de ahí en adelante el espíritu va donde él quiere”.

El cocinero de Wen-Hui es un ejemplo excelente de cómo uno puede encontrar flujo en los lugares más inverosímiles, en los trabajos más humildes de la vida diaria. Y es también notable que hace veintitrés siglos la dinámica de esta experiencia fuera ya tan bien conocida.

Muchos de los individuos estudiados por Csikszentmihalyi tienen en común esto: su trabajo es duro y feo, y la mayoría de la gente lo encontraría aburrido, repetitivo y sin sentido. Sin embargo, estos individuos transformaron los trabajos que tuvieron que hacer en actividades complejas. Lo hicieron al descubrir posibilidades para la acción donde otros no las descubrieron, al mejorar sus habilidades, al enfocar su atención en la actividad que tenían a mano y permitirse perderse en la interacción para que sus personalidades pudieran después surgir con más fuerza. Así transformado, el trabajo llega a ser agradable y, como resultado de un inversión personal de energía psíquica, se experimenta como liberador.

Seleccionado por Andrés Ubierna de Flow: The Psychology of Optimal Experience de Csikszentmihalyi.


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