Revista Educación

Gandules

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Hace exactamente una semana se cumplió un año desde que fui despedido de la empresa en la que trabajaba. Y lo celebré con una buena cena en la mejor compañía posible. Podría parecer frívolo celebrar el aniversario del día en que te quedaste sin trabajo con los tiempos que corren, pero no se me caen los anillos por reconocer que fue un cambio necesario en mi vida. Para el que no lo sepa, hasta hace un año trabajaba en un medio de comunicación local. Una de esas televisiones que obtuvieron una de esas licencias para la TDT que ahora parece ser que no sirven para nada. En mis últimos años allí asistí a muchas deserciones, muchos despidos y el pisoteo sistemático de derechos laborales y asistí al progresivo enrarecimiento de un ambiente que empezó siendo una familia con muy buenos compañeros y amigos y acabó convirtiéndose en un sálvese quien pueda.

En este último año de miedo e inseguridad pero también muchas esperanzas no he buscado trabajo de forma activa. Y no lo he hecho por dos razones: La primera es que sé que mi futuro laboral no está en este país y por eso, después de un año de preparativos, hace dos meses me convertí en trabajador autónomo y lo tengo todo listo para probar suerte por otros lares. La segunda es que después de lo que he vivido en los últimos años no tengo ninguna intención de volver a ser el esclavo de nadie. Así que debo ser uno de esos tres millones de “gandules” de los que habla el columnista y opinólogo Ricardo Peytaví en este artículo para el periódico El Día. Dado que el señor Peytaví no aporta ningún tipo de dato que apoye la afirmación de que “de los 5.600.000 parados según el censo oficial, más de tres millones no está trabajando en algo, en lo que sea, simplemente porque no les da la gana de trabajar”,  he de suponer que la hace basándose en lo que ve en su día a día, por tanto no me extraña que vea “gandules” por doquier. Pero déjeme decirle una cosa: en los círculos en los que yo me muevo, la gran mayoría de los que estamos en paro estamos buscándonos la vida como podemos y como nos dejan esos empresarios que se están aprovechando de la situación para soltar lastre y sanear sus cuentas. Y estos últimos sí que son“al margen de políticos aberrantes y banqueros felones”, el núcleo de nuestro gran problemaAsí que aconsejo al colaborador del periódico El Día que antes de volver a echar mierda sobre tres millones de personas que no tienen trabajo, recuerde que algunas de ellas fueron las que hicieron posible que el periódico para el que escribe fuera el más leído de Canarias; y que ha sido la nefasta gestión del mismo el que ha posibilitado que esas personas estén ahora en el paro y él siga escribiendo desde su “atalaya”. En la bajadita nos encontraremos.


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