1 DICIEMBRE, 2016 By PHILEAS DEJA UN COMENTARIO
¿Quién escribió el Mahabharata? Tradicionalmente se atribuye la recopilación de los versos de esta obra a Vyasa, un mítico escritor indio que en un recóndito paraje de los Himalayas habría compuesto toda la monumental epopeya.
Según relatan los hindúes, Vyasa también sería el responsable de transcribir toda la literatura que antiguamente se repetía oralmente, de boca a oído, a saber: los Vedas, los Upanishads y los Puranas, como una previsión ante la llegada de la edad oscura o Kali-yuga, que habría comenzado –según la cronología hindú– en el 3102 a.C., sabiendo que en esta época tenebrosa el interés de los seres humanos no estaría centrado en asuntos sagrados sino mundanos y su endeble memoria no podría retener tanta información. Por eso, el canto sagrado tuvo que ser perpetuado mediante la escritura.
Las páginas del Mahabharata nos cuentan que Vyasa, debido a la velocidad y fluidez de sus pensamientos, necesitaba un escriba que lo ayudara a transcribir el extenso relato. Y encontró a su ayudante en Ganesha, el dios de la sabiduría e hijo de Shiva, quien aceptó escribir la epopeya pero con una sola condición: que si el poeta detenía el recitado, él dejaría de escribir y abandonaría la composición. El viejo sabio aceptó la propuesta, pero señaló a Ganesha que antes de transcribir un verso debía comprenderlo plenamente. Al comenzar el trabajo en conjunto, Vyasa se percató que el dios con cabeza de elefante podría escribir a la misma velocidad de su pensamiento y temiendo que la escritura fuera detenida, se las ingenió para redactar a Ganesha versos con 108 niveles de profundización, para poder componer otros versos mientras el dios se detenía a desentrañar los misterios de los versos anteriores.
Ganesha posee un rico simbolismo relacionado con la figura del elefante, a saber:
a) Grandes orejas: Escucha mejor a sus devotos, aquellos que claman por sabiduría.
b) Pequeña boca: Para hablar poco.
c) Pequeños ojos: Concentración. (Visión hacia adentro y no hacia lo fenoménico)
d) Gran cabeza: Grandes pensamientos.
e) Trompa larga: El elefante utiliza su trompa para realizar tanto tareas delicadas como brutales, usando su discernimiento. Como guardián del sendero iniciático, ayuda a los devotos para eliminar los obstáculos, aplastando con su trompa cualquier dificultad.
f) Barriga: El sabio procesa sin problemas lo bueno y lo malo de la vida.
g) Cuatro manos: en ellas sostiene una flor de loto, una ofrenda (generalmente dulces), una cuerda para conducir a sus devotos hacia el sendero (también vinculada con la energía kundalini) y un hacha para cortar las ataduras terrenales. A veces estos objetos pueden cambiar y aparecen en su lugar una maza de oro, una caracola y el colmillo arrancado utilizado como pluma. En muchas escenas el divino Ganesha aparece ejecutando un mudra con el símbolo del "om" inscrito en la palma.
h) Un solo colmillo, ya que el otro lo rompió el propio Ganesha al enfrentarse al demonio Kaiamuhan, quien al ser vencido se convirtió en rata (el otro colmillo lo usa como pluma para escribir las obras sagradas). El marfil convertido en llave es usado tradicionalmente para abrir la puerta del templo que lleva a la Iniciación.
i) Rata: Entre las piernas de Ganesha aparece una rata que es el demonio Kaiamuhan derrotado y que simboliza el deseo sin control que causa estragos (aparece comiendo las ofrendas). En ocasiones Ganesha aparece montado en la rata para simbolizar que la Sabiduría Divina siempre está por encima del deseo.
j) Doble condición de elefante y humano: Representa la unión del ser pequeño o microcosmos (el hombre) ligado a un ser enorme o Macrocosmos (el elefante).
El origen de la curiosa cabeza elefantina es esta: Parvati (Shakti) y Shiva no tenían hijos, así que la diosa decidió generar por sí misma a un hijo a partir de la suciedad de su cuerpo. Le llamó Ganesha, y éste le servía como guardián para proteger su intimidad mientras se bañaba. En una ocasión Shiva intentó llegar hasta Parvati mientras ésta se estaba dando un baño, pero Ganesha se lo impidió y el poderoso dios, irritado, le cercenó la cabeza. Al no poseer una condición divina (era hijo solamente de Parvati), Ganesha no era inmortal y murió inmediatamente. Al regresar de su baño y contemplar la sangrienta escena, Parvati lloró desconsoladamente e intimó a Shiva a que devolviera inmediatamente la vida al niño, tras lo cual el dios le puso la primera cabeza de un ser vivo que encontró: la de un elefante. Tras ser colocada la cabeza en el cuerpo inerte del pequeño, Shiva y Parvati le insuflaron vida al mismo tiempo, convirtiéndolo en dios, tras lo cual la diosa dispuso que –de ahí en adelante– Ganesha fuera la primera divinidad reverenciada en los rituales.
Alain Daniélou señala que "Ganesha es denominado Vigneshvara, el dueño de los obstáculos. Él crea dificultades en todas las realizaciones humanas o espirituales. Sólo su benevolencia permite superarlos. Es, pues, el Señor de la Iniciación, de los misterios, de los ritos por los que los obstáculos pueden ser rodeados o evitados". (1)
Como guardián de Shakti (Parvati) es también el protector del poder serpentino de Kundalini-shakti, y se lo sitúa simbólicamente custodiando el chakra muladhara, donde reside la energía serpentina.
Recordemos al ser humano como la "ciudad de las nueve puertas" y como tal, tiene un "Sancta Sanctorum" que está en la cima de la cabeza (2), en el chakra sahasrara, donde los opuestos son armonizados en la "coincidentia oppositorum", la unión mística de Shiva y Shakti. Al instalarse en la base de la columna vertebral, que actúa como "axis mundi" (3) y que los hindúes relacionan con el Monte Meru (denominándola Merudanda), Ganesha puede ser considerado el vigilante de la montaña que lleva a la reintegración.
"¡Viva el Señor de las Promesas! ¡Viva Ganapati! ¡Viva el Primer Señor! A ti te saludo, al barrigón, al destructor de los obstáculos, con un solo colmillo, el Hijo de Shiva, al otorgador de dádivas- ¡Viva, viva!" (Ganesha Upanishad)
Notas del texto
(1) Danielou, Alain: "Shiva y Dionisos: La religión de la naturaleza y del Eros"
(2) En algunas tradiciones el "sancta sanctorum" se sitúa en el corazón.
(3) Eliade dice en "La prueba del laberinto": "El simbolismo del axis mundi es complejo: el eje sostiene el cielo y a la vez asegura la comunicación entre el cielo y la tierra. Cuando el hombre se aproxima a un axis mundi, que se supone situado en el centro del mundo, puede establecer comunicación con las potencias celestes".
Este artículo forma parte del libro "La Conquista de Hastinapura" de Phileas del Montesexto
FUENTE: http://phileasdelmontesexto.com/ganesha-y-vyasa/