Revista Cine
Director: Paul McGuigan
A principios de este año, estoy casi seguro de ello, escribía mis intenciones de subir 250 entradas en este aburrido año 2015, número que se ha alcanzado hoy con esta insulsa y nada conmemorativa película, segunda de Paul McGuigan, a quien conocía de "Lucky Number Slevin", una del 2006 que me gustaba un montón hasta que se deja llevar por su ingenioso giro argumental. No es exactamente ésa la razón que me trajo hasta "Gangster No. 1", pues recién comenzando la universidad hace como casi cuatro años (inicios del 2012), un compañero me la recomendaba con suficiente entusiasmo, al que yo respondía con una afirmativa y honesta promesa que nunca llegó a cumplirse... Hasta ahora, claro, llevado por un impulso. Comencemos el camino hacia las 300 entradas, o sea, ¡diez chusas seguidas!
Malcolm McDowell es un criminal de poca monta que pasa el tiempo jugando pool esperando que alguien lo contrate para un trabajillo de paga decente. Un día es reclutado por un famoso criminal, y ahí comienza su historia, de cómo escala y todo eso.
A medida que la película avanza, en realidad desde que la misma comienza, uno se da cuenta de que estamos ante discretos pero correctos resultados; ya saben, más o menos estimables intentos de agilidad estética probablemente deudoras del por entonces reciente Guy Ritchie, intentos que tampoco reflejan ni demuestran la personalidad de su "inventor". Paul McGuigan más bien es un imitador y un oportunista, creo yo, y no es que me caiga mal, pero se nota que a "Gangster No. 1" le falta no necesariamente fondo como intención narrativa detrás, carencia que hace su estilización un vacuo y anecdótico ejercicio visual. ¿Para qué los primeros planos, para que la banda sonora preponderante, para que los jueguitos con la cámara? Ni siquiera para impresionar o declarar intenciones, que creo era la intención de Ritchie, solamente para aprovechar el tirón. Pero, ¿qué pasa cuando intentas emular a Ritchie con un relato concientemente serio y "oscuro", alejado de su medida parodia e incluso teniendo ciertas ínfulas existenciales? Pues la cosa no queda bien, no queda equilibrada, no queda uniforme. "Gangster No. 1", que se estructura en un gran racconto (un viejo Malcolm McDowell que, ante la noticia de que su ex-jefe -y quien lo inició en esto, o al menos quien lo impulsó, quien le dio una verdadera oportunidad- sale de la cárcel, rememora su camino a la cima en que se encuentra), podría considerarse una simple trama criminal en el que sus hechos reflejan las consecuencias de la codicia, la avaricia, la envidia, etc., mostrando una red de planos personajes (pero al menos reconocibles y generadores de ciertas simpatías... si es que...) cuyos altos y bajos demuestran que el crimen no paga y que es mejor ser un viejito retirado y apaciguado que un maleducado hooligan con delirios de grandeza y poder y un acento insufrible (que es la descripción del 90% de todos estos bastardos, de acuerdo a otras muchas películas diferentes a ésta). Hasta acá la cosa es correcta; luego, si bien toma un rumbo interesante, la película pierde y no deja de perder. Resulta que el ejercicio de memoria de McDowell no era para demostrar lo genial que es o simplemente contarnos un relato criminal, sino para repasar su relación con el criminal que recién fue liberado y con cuya figura nunca puede estar en paz, pues se siente ensombrecido y pequeño a su lado: nunca podrá ser como Freddie Mays, incluso aunque se siente en su trono. Eso lo hace sentir mal, impotente, insuficiente..., y no sé qué más decir. Ahí están las intenciones del alumno que debe superar al maestro, pero nada de esto es suficiente, pues aunque se ve ese duelo a lo largo del relato, éste se configura como una escalada criminal que luego pierde toda importancia en detrimento de una lucha eminentemente personal, existencial (aunque, ahora que lo pienso bien, esta lucha se plantea desde el inicio, y bastante bien). Enredos o no, contradicciones o no, el asunto es que "Gangster No. 1" es una película irregular y superficial, pues a pesar de los planteamientos argumentales, nunca se logra profundizar en la psicología de los personajes, que al parecer era lo que movía la historia esta. Además le falta sentido del humor, no tomarse tan en serio a sí misma (de verdad se juran el thriller british denso por excelencia, ¿es que de verdad Ritchie fue el primero que le puso humor a la cosa? Estos ingleses, tan solemnes...) y armar una historia algo más original y ágil. Y cómo no, personalidad: no hay mano para el "drama humano" ni para el conflicto criminal. "Gangster No. 1" se olvida de inmediato, nada deja huella. Hay mejores cosas que ver en la vida, eso está claro.