Revista América Latina
Autor: Orfilio Peláez | [email protected] Mediante la Orden Real 531 emitida por la Reina Regente de España, María Cristina de Borbón, el 28 de enero de 1840 quedó constituido en La Habana el entonces denominado Archivo General de la Real Hacienda de la Isla de Cuba, cuya primera sede radicó en el antiguo almacén de La Factoría. Fue la quinta de esas instituciones creadas por la metrópoli en sus colonias de América Latina, después de las surgidas en Argentina (1821), México (1823), Bolivia (1825), y Bra sil (1838), idea gestada inicialmente bajo el reinado de Felipe II, quien ya en 1569 había dispuesto que se cuidaran bien los libros y papeles de la gestión administrativa. Perteneció a diversas instancias, hasta que en 1994 pasó a formar parte de los centros pertenecientes al Ministerio de Ciencia, Tec nología y Medio Ambiente (CITMA), surgido en ese propio año. Ubicado en Compostela 906, esquina a San Isidro, municipio de La Habana Vieja, el Archivo Nacional de la República de Cuba arriba a su aniversario 175 con la misión prin cipal de dirigir metodológicamente la política de gestión documental en el país, y al mismo tiempo salvaguardar la memoria histórica de la nación, garantizando el procesamiento, conservación, uso, acceso y difusión de los valiosos fondos que atesora. Para tener una idea del volumen de información resguardada allí, baste señalar que alberga casi 28 kilómetros lineales de documentos de notable importancia patrimonial, referidos al acontecer cubano desde el siglo XVI hasta la primera mitad del XX. CREDENCIALES A LA VISTA Recorrer las diferentes áreas del Archivo Nacional deja en el visitante la impresión de asomarse al pasado. Enseguida llama la aten ción conocer la existencia de 251 fondos recopilados que contienen la documentación de las sucesivas administraciones coloniales, republicanas, y algunas del periodo revolucionario, perteneciente a relevantes personalidades de la cultura y la política, y las que tributaron escribanos notariales, órganos consultivos, sociedades, compañías, museos, y universidades. Como refiere la Máster en Ciencias Martha Ferriol Marchena, directora general de la institución, aquí es posible encontrar los libros que contienen los nombres de los pasajeros que entraron y salieron del país por el puerto habanero en el transcurso de casi cuatro centurias, además de colecciones temáticas referidas al corzo, la piratería, levantamientos de esclavos y resoluciones gubernamentales. “De gran significado para comprender la historia de la nación cubana son los fondos que reseñan las contiendas bélicas por lograr la independencia de España, entre ellos el archivo del general Carlos Roloff, el referido al Gobierno de la Revolución de 1895, y la correspondencia intercambiada por los principales jefes del Ejército Libertador”. “Tenemos también a disposición de los in vestigadores y demás usuarios la documentación sobre el Partido Revolucionario Cu bano, fundado por José Martí en 1892, in clui das las actas de las asambleas donde se relacionan los nombres de los participantes. Ahí aparece el de nuestro Héroe Nacional”. Según indicó, atesoran igualmente el documento con la firma de los mambises solicitando el reconocimiento de la Virgen de la Caridad del Cobre como patrona de Cuba, y los expedientes vinculados con la primera intervención norteamericana. Impresiona saber que la Mapoteca resguarda cerca de 27 000 documentos, colección conformada en más de un 70 % por materiales ma nuscritos en los cuales está plasmada la obra de los más destacados agrimensores, cartógrafos, dibujantes, arquitectos e ingenieros cubanos del siglo XVIII al XX. Resulta ineludible mencionar el fondo de más de 66 600 fotografías, grabados, pinturas y daguerrotipos presentes en la Fototeca, relación que incluye imágenes de las familias de Antonio Maceo, José Martí y Máximo Gómez, y el primer retrato sobre cartulina hecho en Cuba, en 1865. RESTAURACIÓN EN PRIMER PLANO Con más de 40 años de experiencia en tan delicada, paciente y vital actividad, Inés Baró Valle, especialista principal del Laboratorio de Tratamiento Restaurativo, manifestó su satisfacción por haber contribuido al rescate y recuperación de incontables documentos deteriorados a causa del natural paso del tiempo, o debido a la acción de hongos y otros microorganismos. Explicó que el primer paso del proceso consiste en realizar la revisión diagnóstica a fin de determinar el estado de conservación, ti po de tinta, papel, pegamento, pigmento, ni vel de pH y otros elementos involucrados en su elaboración. “Después pasamos a la fase de tratamiento curativo y estético. Para ello aplicamos al material diversos procedimientos mediante los cuales logramos devolverle la vida útil y ponerlo en condiciones de ser consultado por los clientes. “La relación de obras restauradas en los últimos tiempos comprende la correspondencia de Máximo Gómez durante las guerras de independencia y hasta su muerte, la escribanía Reguiera del siglo XVI, la más antigua del Archivo Nacional, grabados originales de la toma de La Habana por los ingleses, y el expediente sobre la insurrección china de 1911-1912”. Actualmente, indicó Inés, trabajan en el remozamiento de una pancarta de gran formato escrita con caracteres chinos, y de dos banderas de la nación asiática asociada al mencionado hecho, recibidas por el consulado de Cuba en Shangai en el mes de enero de 1912. También lo hacemos con la correspondencia de Tomás Estrada Palma, primer presidente de la república mediatizada instaurada en 1902. Más allá de esa labor interna, el Archivo Nacional ha brindado servicios de restauración y encuadernación documental a distintas entidades, como son los casos de la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial (OCPI), en particular el Boletín Oficial de Mar cas y Patentes, y expedientes de propiedad industrial, y para el Instituto de Inves tigaciones Fundamentales en Agricul tura Tropical (Inifat), en lo concerniente a libros, títulos académicos, diplomas de ho nor, certificados y manuscritos pertenecientes a personalidades de las ciencias agrícolas en el país. Vista en toda su dimensión, la riqueza patrimonial presente en la edificación constituye una fuente inestimable para estudiar la historia de Cuba y acercarnos a la obra de quienes la hicieron en cada faceta de la vida nacional. La automatización y digitalización de los fondos y colecciones de la institución reciben particular impulso en la actualidad. Para el 2015 está previsto pasar a formato electrónico alrededor de 300 mapas y planos, parte de los fondos Revolución del 95, y Partido Revo lu cio nario Cubano, así como del Boletín del Archivo Nacional de la etapa 1902-1959, más de 1 000 fotografías, y la totalidad de los documentos solicitados por los usuarios. Asimismo, dentro de la gama de servicios que presta se destaca el referido a los estudios sobre la calidad mi crobiológica del aire, y cómo influyen esas condiciones ambientales en la conservación de las colecciones y la salud del personal que labora en centros patrimoniales.