Revista Cultura y Ocio
[Carmen Romeu en L'Isola disabitata de García en el Maestranza (© Juan Carlos Muñoz)]
Ópera de salón con música de Manuel García sobre texto de Pietro Metastasio. Solistas: Carmen Romeu, soprano (Costanza); Marifé Nogales, mezzo (Silvia); Jesús Álvarez, tenor (Gernando), César San Martín, barítono (Enrico). Director musical y pianista: Rubén Fernández Aguirre. Director de escena: Emilio Sagi. Escenografía: Daniel Bianco. Vestuario: Pepa Ojanguren. Iluminación: Albert Faura. Coproducción del Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro de la Maestranza. Lugar: Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves 4 de marzo. Aforo: Casi lleno.
* * *
GARCÍA OTRA VEZ EN CASA
Interesante rescate de una de esas operitas de cámara que Manuel García escribió al final de su vida para sus alumnos parisinos. Con esta famosa parábola metastasiana sobre la constancia y la fidelidad, el viejo maestro sevillano demuestra de sobra que dominaba como pocos el arte del belcanto, pues la obra está recorrida de arriba abajo por un exquisito melodismo que la articula, la vivifica y le da forma.
Emilio Sagi y su equipo han hecho un trabajo conceptual de hermoso impacto visual, sugerentemente combinadas las gamas cromáticas blancas y azules y admirablemente resueltas las situaciones dramáticas. De excepcional cabe calificarse la tarea de Rubén Fernández, que no sólo ha hecho un excelente trabajo previo, sino que en la escena matizó al límite, haciendo que uno se olvidara de que todo el caudal musical se sostenía en un solo instrumento.
El joven elenco mezcló virtudes e insuficiencias. Romeu es soprano de voz bien timbrada y notable vis dramática, aunque en los extremos del registro pasó algún apuro (los graves de su patética escena son desde luego muy exigentes); Nogales, voz fresca y elegante, correcta en las agilidades, destacó sobre todo por la delicadeza de un fraseo muy natural; peor lo pasó el tenor Álvarez, voz descolorida, estrecha, corta en volumen y con problemas de línea que, en cualquier caso, fue resolviendo; sólida, bien colocada y bella la voz de San Martín, acaso algo monolítica en lo expresivo.
[Publicado en Diario de Sevilla el viernes 5 de marzo de 2010]
[Marifé Nogales en L'Isola disabitata de García en el Maestranza (© Juan Carlos Muñoz)]
P. S. Por error, en la edición en papel los nombres de las dos cantantes aparecieron invertidos en el cuerpo de la reseña. Aquí figuran ya correctamente.
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Ópera de salón con música de Manuel García sobre texto de Pietro Metastasio. Solistas: Carmen Romeu, soprano (Costanza); Marifé Nogales, mezzo (Silvia); Jesús Álvarez, tenor (Gernando), César San Martín, barítono (Enrico). Director musical y pianista: Rubén Fernández Aguirre. Director de escena: Emilio Sagi. Escenografía: Daniel Bianco. Vestuario: Pepa Ojanguren. Iluminación: Albert Faura. Coproducción del Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro de la Maestranza. Lugar: Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves 4 de marzo. Aforo: Casi lleno.
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GARCÍA OTRA VEZ EN CASA
Interesante rescate de una de esas operitas de cámara que Manuel García escribió al final de su vida para sus alumnos parisinos. Con esta famosa parábola metastasiana sobre la constancia y la fidelidad, el viejo maestro sevillano demuestra de sobra que dominaba como pocos el arte del belcanto, pues la obra está recorrida de arriba abajo por un exquisito melodismo que la articula, la vivifica y le da forma.
Emilio Sagi y su equipo han hecho un trabajo conceptual de hermoso impacto visual, sugerentemente combinadas las gamas cromáticas blancas y azules y admirablemente resueltas las situaciones dramáticas. De excepcional cabe calificarse la tarea de Rubén Fernández, que no sólo ha hecho un excelente trabajo previo, sino que en la escena matizó al límite, haciendo que uno se olvidara de que todo el caudal musical se sostenía en un solo instrumento.
El joven elenco mezcló virtudes e insuficiencias. Romeu es soprano de voz bien timbrada y notable vis dramática, aunque en los extremos del registro pasó algún apuro (los graves de su patética escena son desde luego muy exigentes); Nogales, voz fresca y elegante, correcta en las agilidades, destacó sobre todo por la delicadeza de un fraseo muy natural; peor lo pasó el tenor Álvarez, voz descolorida, estrecha, corta en volumen y con problemas de línea que, en cualquier caso, fue resolviendo; sólida, bien colocada y bella la voz de San Martín, acaso algo monolítica en lo expresivo.
[Publicado en Diario de Sevilla el viernes 5 de marzo de 2010]
[Marifé Nogales en L'Isola disabitata de García en el Maestranza (© Juan Carlos Muñoz)]
P. S. Por error, en la edición en papel los nombres de las dos cantantes aparecieron invertidos en el cuerpo de la reseña. Aquí figuran ya correctamente.
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