Título: Garden. El jardín del fin del mundo.
Título original: Garden. Il giardino alla fine del mondo.
Autora: Emma Romero.
Editorial: Anaya.
Páginas: 272
Encuadernación: Rústica con solapas.
Precio: 16'00€
ISBN: 97884
Sinopsis:
Maite es una de las trabajadoras más eficientes de la fábrica. No le queda otro remedio: podría pagar con su vida cualquier infracción. Maite cultiva en secreto una gran pasión, el canto, y sueña con llegar algún día al legendario jardín del fin del mundo. Se dice que allí los rebeldes viven en total libertad y que es el único lugar donde aún sobreviven las luciérnagas. Su país, tras un largo conflicto, se ha convertido en una prisión fría y adusta. Las artes y las ciencias han pasado a ser un coto privado para una casta de elegidos, mientras el resto de la población está condenada a una vida llena de privaciones y fatigas. El único momento de distracción es la Ceremonia, una gran fiesta que se celebra todos los años para conmemorar el advenimiento de este nuevo régimen que se denomina Renacer. Maite siempre ha querido estar con los de arriba, pero el día en el que logra resarcirse al fin de los años de amargura descubrirá que, cuando se vive en un país donde ha muerto la esperanza, los sueños pueden convertirse en pesadillas.
Opinión personal:Lo primero que me llamó la atención cuando descubrí este libro fue su título, me resultó bastante intrigante ese subtítulo que lo acompaña: "el jardín del fin del mundo". Esa frase me incitó a adentrarme en sus páginas sin pensármelo dos veces.
Nos encontramos en el pueblo de Amor, la antigua Roma, bajo el gobierno de Renacer, y como protagonista tenemos a una chica de dieciséis años que se llama Maite. En el pueblo de Amor existen ciertas armonías -prohibiciones- que todos los habitantes deben tener siempre presentes si no quieren acabar detenidos. Esas armonías están relacionadas directamente con cantar, bailar, fantasear y contar historias.
La protagonista de la historia, Maite, trabaja en la Fábrica Amarilla junto a Luca, su supervisor, un chico muy atractivo que con el tiempo a aprendido a apreciarla y valorarla como se merece. Maite mantiene un secreto muy bien guardado, una frustración que la acompaña desde los seis años, cuando realizó la prueba que determinaría su futuro. Lo cierto es que como personaje me ha resultado bastante indiferente, no he terminado de empatizar al cien por cien con ella, pero tampoco me ha caído mal ni la he odiado, es algo raro.
Aparecen también otros personajes, como Luca, citado anteriormente; Erika, mejor amiga de Maite; David y Duccio, novio y hermano -respectivamente- de Erika; Teo y Einar, el hijo del presidente Octavio Conti. A todos ellos se les conoce muy superficialmente, algo que no me convence, porque siempre me gusta saber un poquito más de los personajes que acompañan a la protagonista y a la historia. Pero es que también es cierto que de Maite no hay una descripción física que ayude al lector a imaginársela, bien podría ser alta o baja, rubia, morena o pelirroja, lo único que realmente se sabe de ella es que es muy delgada. Creo que la autora podría haber hecho una mejor presentación de todos los personajes, ahondar más en ellos para que el lector los pueda conocer mejor.
Como escenario tenemos el pueblo de Amor, dividido por la zona de los trabajadores y la de los artistas y el Gobierno, lo que viene siendo típico en la mayoría de distopías. Todos estos lugares van apareciendo a lo largo de la historia, según transcurre la trama de la misma. Me ha gustado el ambiente que ha recreado la autora, a pesar del tópico de ricos y pobres, pero el tema de Garden -un lugar donde no existe ningún tipo de armonía- creo que le da mucho juego a la historia aunque también pienso que ella podría haberlo exprimido muchísimo más.
El ritmo es ágil, invita al lector a avanzar en la lectura para descubrir el desenlace de los personajes. En ningún momento la lectura se me hizo pesada o aburrida. Y el estilo de la autora es sencillo, en ocasiones tan sencillo que me hubiera gustado que se explayara algo más, pero no se corta a la hora de describir una imagen sangrienta o desagradable. En cuanto al final, este queda abierto, de forma que me hace pensar que habrá una segunda parte, porque son varios flecos los que quedan abiertos en la historia.
Garden. El jardín del fin del mundo ha dejado sensaciones contradictorias dentro de mí: me ha gustado el planteamiento de la autora, la originalidad de ese jardín soñado que promete la libertad a los habitantes de Amor, pero creo que la autora ha sido muy superficial, es decir, ha arañado la historia cuando podría haberla exprimido mucho más, al igual que a sus personajes. Aún así, no puedo decir que no me ha gustado, porque en realidad he disfrutado de la lectura, me ha entretenido y me ha mantenido intrigada, de una u otra forma, hasta el final.
Gracias a Anaya.