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Garrido: sorpresas te da la vida

Publicado el 25 abril 2019 por Felipe @azulmanchego

Garrido: sorpresas te da la vidaLA POLÍTICA SON afectos y desafecciones. Lealtades y traiciones. Porque más allá de los principios y valores de cada formación, los políticos son, por encima de todo, personas que sienten y padecen. Que necesitan ‘cariño’. Y un político herido en su orgullo puede ser capaz de cualquier cosa. Incluso de renegar de sus siglas, de sus compañeros y, si fuera menester, de los principios que, con tanta vehemencia, había venido manteniendo. ¿Recuerdan aquello de Groucho Marx?: Damas y caballeros, esos son mis principios, y si no les gusta, tengo otros. Pues eso.

Nunca imaginé que Ángel Garrido fuera capaz de renunciar al partido por el que tanto ha bregado y que, a cuatro días de las elecciones generales, se pasara con armas y bagajes a las filas de Ciudadanos, formación a la que tanto ha denostado. Y más una vez que salió por la puerta grande de la Real Casa de Correos con la buena reputación de eficaz gestor tras la abrupta marcha de Cristina Cifuentes, y de que (aparentemente) se hubiera recuperado del amargo trago después de que el ‘dedo divino’ de Pablo Casado señalara a Isabel Díaz Ayuso en vez de haberle ungido a él.Garrido, político moderado abiertamente refractario a Vox, simuló que aceptaba de buen grado el caramelo de compensación que le dispensó el líder del PP –número 4 en la lista al Parlamento Europeo–, sin dar síntomas de que la humillación sufrida perdurara aún. Pero no parece, visto lo visto, que la herida de esa ‘ofensa’ hubiera cicatrizado.Algunos hemos pecado de ingenuidad. A partir de ahora cuando oigamos que alguien menciona palabras como lealtad, fidelidad, principios o valores, y se le llena la boca con tales conceptos, deberíamos recordar al expresidente de la Comunidad y pensar que esos vocablos pueden ser objeto de revisión. Llegados a este punto habrá que dar por bueno el viejo proverbio de que ‘el enemigo de mi enemigo es mi amigo’ para poder entender mejor que Garrido haya dejado tirado al PP.Uno de las personas más cercanas a Garrido, el actual presidente en funciones de la Comunidad, Pedro Rollán, criticó el trasvase del PP a Vox –Íñigo Henríquez de Luna, Fernando Martínez Vidal, Ignacio González Velayos, Luis Asúa– con una frase que no se atrevió a terminar: “Eso en mi pueblo tiene un nombre, yo no lo voy a indicar por respeto a mis compañeros, pero todos lo tenemos en mente”. No dijo ‘traidores’ ni ‘chaqueteros’, si bien fue lo que muchos pensaron.Y dijo más Rollán: “Nadie se acuesta siendo del Real Madrid y se levanta siendo del Atlético de Madrid”. No le falta razón al presidente interino, aunque habrá que saber si eso mismo es lo que piensa ahora de su exjefe, y sin embargo amigo, tras este bandazo ideológico que a tantos ha descolocado. Tampoco es un detalle menor para alguien tan dado a cuidar las formas como Garrido haya anunciado su cambio de partido en una rueda de prensa antes de haberse dado de baja en el PP y tras haber firmado la declaración jurada ante la Junta Electoral como candidato ‘popular’ a las europeas.Cuando Garrido anunció que cambiaría su despacho en Madrid por uno en Bruselas, su actual jefe de filas, Ignacio Aguado, le recomendó que no se olvidara el abrigo, en alusión al mal tiempo que suele hacer en la capital comunitaria. Lo que en verdad necesita ahora el expresidente de la Comunidad es un buen paraguas para contener el chorreo de críticas e improperios que le van a llover mientras dure su nueva aventura política. Porque esto es algo que le va a acompañar durante toda su vida.Algunos de sus más estrechos colaboradores siguen en estado de shock y no es para menos. En los últimos días, Garrido había excusado su asistencia a varios actos de campaña del PP alegando que estaba enfermo. Indispuesto por problemas de estómago, y no es de extrañar. Hay que tener mucho aplomo, mucha frialdad, y también mucho estómago para hacer lo que ha hecho el ‘ciudadano’ Garrido sin despeinarse.

Mediáticamente, su fuga sólo la mejoraría Esperanza Aguirre, en el hipotético caso, claro, de que la exlideresa, hiciera un triple salto mortal y acabara en brazos de Santiago Abascal.


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