Revista Opinión

Garzón, el prevaricador prevaricado

Publicado el 09 febrero 2012 por Romanas
Garzón, el prevaricador prevaricado
Garzón: "Rechazo frontalmente la sentencia"

El juez Baltasar Garzón responde a la sentencia dictada por el Supremo: "No se ajusta a derecho y me condena de forma injusta y predeterminada"

“Anónimo dijo... Espero que esté bien Sr Palazón.Por otro lado, aunque ya sabíamos que Garzón sería sentenciado, nos gustaría conocer su opinión.Saludos,9 de febrero de 2012 17:24".  
Mientras pueda, no voy a defraudar a los que me siguen y a los que esperan algo de mí. Efectivamente, amigo anónimo de las 17'24 del 9-2-12, no estoy en mis mejores momentos de salud, no sé qué me pasa ni quiero, pero ando flojo de fuerzas, todos los días, alrededor de las 12, me hundo físicamente y hasta luego, a las 8 o 9 de la tarde no me recupero, de modo que tenía un montón de asuntos pendientes a los que no pude dedicarme, pero, hoy, lo de Garzón es inaplazable porque es uno de mis temas favoritos.
Los que me sigan desde hace 3 años saben que ya entonces dije que  Garzón estaba condenado y todas estas personas que, dentro y fuera de España, mostraban esperanza a mí lo que me provocaban es mucha pena porque demostraban un total desconocimiento de la realidad. Llevo ya varios días escribiendo que el nuestro es un país sin vergüenza absolutamente dominado por una caterva de cínicos. Y sólo desconociendo totalmente esta realidad, se podía esperar algo positivo en el caso Garzón. Yo, no, yo no albergué nunca la menor esperanza porque la mayor parte de mi vida activa la he pasado entre jueces, desde las 10 de la mañana hasta, a veces, últimas horas de la tarde, y aunque la judicial es una casta endogámica, esotérica y muy reservada, un tipo cercano y silencioso, pero buen observador, puede aprender mucho.
No me gustaría aburrir a mis lectores, de tanto repetirme, pero el oficio hace al hombre y un oficio como éste de ser juez es, creo, el más desmoralizador de todos los posibles. Terminé Derecho con no menos de los que luego serían 7 jueces. Y algunos de ellos eran magníficas personas, gente cabal, buena, preocupados sinceramente por los problemas sociales sobre los cuales querían actuar para colaborar a resolverlos. Tan buena gente eran que algunos de ellos todavía me aprecian a pesar de todas las críticas que he formulado sobre ellos públicamente. Por supuesto que, personalmente, no tengo nada contra ellos, todos los que me he encontrado en mis casi 40 años de ejercicio profesional ante los tribunales, se han comportado conmigo exquisitamente, es cierto que nunca estuvimos de acuerdo en casi nada y que, como ya he dicho un millón de veces, todos los años, por Navidad, me honraban concediéndome el premio Limón, lo que es uno de mis pocos timbres de gloria, aparte, claro, de las cariñosas campañas que me ha dedicado la jauría del chat de Saco.
Pero hay algo en la función judicial esencialmente desmoralizador, creo que el hombre no está programado, por Dios o por la naturaleza, para ejercer una función que realmente es posible que sea sobre humana, porque, ya lo he dicho muchas veces también, pero es requisito indispensable para lo que voy a escribir sobre el caso Garzón, no es éticamente aceptable que se admita que hombres como el propio Garzón, capaz de actuar bajo impulsos tan espurios como la venganza, arremetiendo contra la cúspide del Ministerio del Interior de González, que él pretendió sin éxito ocupar, persiga tan ferozmente a sus ex compañeros políticos, que concluya empujándoles hasta la misma cárcel.
El caso de Garzón, aquí, es el mismo que el del Juez Varela principal promotor e impulsor de la destrucción que se va a perpetrar en el Supremo contra el propio Garzón. Tiene que ser muy profundo el odio que aquél siente hacia éste, cuando cuentan que todos los años que Varela dedicó a la preparación de examinandos a jueces, comenzaban los cursos hablándoles del ahora inhabilitado, poniéndolo como ejemplo de lo que no debe de ser uno cuando viste una toga: “Dios ha venido al mundo 2 veces, una en Belén, Cristo, y otra, en Jaén, Garzón”.
Sé que me arriesgo a perder muchas de las simpatías que me tienen los que vienen a leerme de vez en cuando, pero no tengo más remedio que hacerlo porque, si no, no dormiría tranquilo esta noche: si una acción convierte a un hombre en algo para siempre, Garzón es un prevaricador pero no por lo que ahora ha dicho el Supremo sino por algo que hizo una vez impulsado por ese mismo odio que ahora Varela a esgrimido contra él, y volvemos, otra vez, a la razón de mi oposición a este jodido oficio de juzgar a otros hombres, que ya preocupó tanto a insignes pensadores de la talla de Platón y de Sócrates, por supuesto que el mundo no podría funcionar sin jueces pero el problema es quién va a controlar la actividad de estos señores que viven en perpetuo estado de prevaricación, lo que ya nos apuntaba Sócrates cuando le preguntaba a Platón: “¿qui custodiet custodes?”, quién vigilará a los jueces,obligando a uno de los padres de toda la puñetera filosofía a mentir como un bellaco: “Ellos mismos”.
He aquí la cuestión, que uno de los dioses de la filosofía griega no se atrevió a afrontar, porque le aterró la entidad casi insuperable del problema: sin jueces, no podríamos vivir, pero con estos jueces, tampoco. O, por lo menos, eso digo yo, porque lo pienso, con estos jueces, que ahora nos juzgan no vamos a ningún sitio porque están demostrando que no son siquiera jueces, porque un juez no es ni más, ni menos, que aquel que aplica la ley al caso concreto que se le propone y los jueces del Supremo que han condenado a Garzón, echándole a patadas de un juzgado en el que incluso se ha jugado la vida, no son siquiera jueces porque el artículo 446 del Código Penal, en adelante CP, dice que: “El Juez o Magistrado que, a sabiendas, dictare sentencia o resolución injusta....” y el 536 sanciona a la autoridad o funcionario público o agente de estos que, mediando causa por delito, intercepte las comunicaciones o utilizare artificios técnicos de escucha, transmisión, grabación o reproducción del sonido, de la imagen o de cualquier otra señal de comunicación, con violación de las garantías constitucionales o legales”, y, efectivamente, está probado en la causa que Garzón ordenó hacer esto,  pero no lo hizo caprichosamente para enterarse de lo que los procesados hablaban con sus letrados sino porque tenía la firme convicción de que alguno de éstos estaba siendo utilizado por su cliente para blanquear el dinero proveniente de los delitos por los que se le perseguía.
Así las cosas lo que la ley, el CP, sanciona es:
 1º) que el instructor en este caso, o sea, Garzón dicte a sabiendas, o sea conscientemente, una resolución, la de interceptar las conversaciones, injusta, lo que no concurre, de ninguna manera, en este caso porque
A) no es injusto, sino todo lo contrario, hacer lo necesario para que el delincuente no pueda gozar de los resultados pecuniarios de su delito,  otra cosa muy distinta es que sea ilegal por prohibirlo una disposición de esta naturaleza, pero, ojo, que el CP dice literalmente “injusta” y el DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA dice:”injusto, ta. (Del lat. iniustus).1. adj. No justo o equitativo. Apl. a pers., u. t. c. s”. y “justo, ta.(Del lat. iustus).1. adj. Que obra según justicia y razón. U. t. c. s. 2. adj. Arreglado a justicia y razón” y “justicia.(Del lat. iustitia).1. f. Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”. ¿Le corresponde o pertenece al procesado el derecho a que le dejen realizar, ayudado por su letrado, lo necesario para poner a salvo el dinero obtenido con sus delitos?
B) otra cosa bien distinta sería que el CP hubiera dicho ilegal, que es simplemente lo contrario a la Ley, pero no lo dice, luego, faltan 2 requisitos esenciales en la tipificación del delito: a) la presencia de una injusticia de fondo, de hecho, y b) que el sujeto de la acción, o sea el juez Garzón tuviera plena consciencia de que realizaba algo injusto, que es ni más ni menos lo que significa la locución “a sabiendas”.
O sea que la sentencia, ésta sí que es radicalmente injusta, por mucha que haya sido la unanimidad de los jueces, que éstos sí que tenían plena consciencia de lo que estaban haciendo no sólo porque se lo decía su oficio, ejercido durante muchos, muchísimos años, sino también el abogado defensor de Garzón e incluso el propio Ministerio Fiscal.
Y estos jueces sí que se han saltado la justicia ésa que reza el propio CP que se escribió de acuerdo con lo que dice la Real Academia de la Lengua, a la que también han hecho caso omiso.

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