Por Juan Alonso
Lo que sucede en España con el juez Baltasar Garzón que está siendo juzgado por nimiedades es producto de u
na increíble hipocresía social. No es posible, aunque de hecho lo es, que un juez de la valía de Garzón sea lapidado por los grupos mediáticos del sistema corrupto y corruptor que protege a los criminales después de 70 años de caída la República.Siento una profunda indignación al escuchar aquí, en mi país, la Argentina, a aquellos que dicen: “Ya basta de mirar al pasado, miremos para adelante”, en un claro ejemplo que busca evitar y ningunear los juicios que investigan delitos de lesa humanidad.
Adolfo Pérez Esquivel promueve la investigación del fusilamiento de tres ciudadanos españoles, víctimas del franquismo. Los familiares de los asesinados abrieron una querella por “delitos de lesa humanidad” en Argentina.
Pues bien: en la España post Franco todavía se discute el pasado y tanto se discute, señores, que el poder real (político-financiero-mediático) la emprendió contra el juez más valiente que han tenido en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué ha hecho de malo Garzón?
¿Qué poderes rozó con el Derecho?
Garzón siempre ha cumplido con lo que marca la ley y persiguió a los asesinos con tenacidad en Argentina, Guantánamo y España. Hizo su trabajo de forma honesta. No tuvo miedo. Cumplió con sí mismo: no se traicionó.
Y ahora, esos mismos verdugos infames lo citan como imputado.
No caben dudas de que este mundo nuestro se pone del revés.
Habrá que resistir, como siempre, los embates de la cursilería de los canallas.-
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