Revista Humor

Gasaraki

Por Jerjes Ascanio
Gasaraki (1998, Ryōsuke Takahashi). Lo que podría tomarse por una serie más de mechas, con acusadas referencias a Mobile Suit Gundam (1979, Yoshiyuki Tomino) y Neon Genesis Evangelion (1996, Hideaki Anno), oculta en realidad un complejo mensaje político relacionado con los sectores radicales de la extrema derecha japonesa.
Se trata ni más ni menos de mostrar un futuro paralelo en el que la superpotencia norteamericana se revela como un coloso con pies de barro, coyuntura en la que la aparición de los mechas que dan nombre a la serie permiten que un Japón renacido en términos militaristas reescriba los términos de la alianza firmada entre ambos países tras la Segunda Guerra Mundial.
En esa negociación revanchista del equilibrio mundial, la nueva potencia japonesa se consideraría un igual a su antiguo mentor y vencedor en la guerra, adoptando así una postura agresiva e intervencionista en los asuntos mundiales que retomaría la evolución rota en los años cuarenta del siglo XX por el conflicto mundial.
Gasaraki enaltece la propaganda de las manifestaciones más llamativas, aquellas en las que los gobiernos, o en ocasiones muy particulares, individuos aislados, han intentado convencer a sus ciudadanos de que la guerra que libraban, los sacrificios que iban a sufrir, el nuevo orden social que se iba a instaurar,  eran una necesidad ineludible, una tarea en la que todos debían contribuir con el mayor esfuerzo, si no se quería desaparecer como nación o pueblo… o si no se quería sufrir el castigo reservado a tibios, derrotistas y traidores....

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