De repente, el vigilante Guillermo Moreno decidió ‘liberar' el precio de las naftas. La medida es manifiestamente arbitraria, porque no está vinculada a un aumento de costos que habría que decir cuál es, sino a la exigencia de los pulpos petroleros de que esos precios acompañen el encarecimiento internacional, sin relación con los costos internos. La medida es un golpe formidable a los consumidores, que tiene lugar cuando el gobierno tiene acordado con la burocracia un tope de aumento de salarios en las paritarias. Moreno habría pactado con las petroleras una curva de aumento de esas tarifas, porque su actualización de una vez a los precios internacionales provocaría un incendio inflacionario. Los K no han escarmentado con la rebelión popular que provocó el ‘gasolinazo' en Bolivia -solamente creen que son más piolas para administrarlo que sus semejantes del Altiplano.
¿Qué explica este ‘cavallazo'? Antes que nada, el cambio operado en algunas empresas petroleras, que han visto el alejamiento de la British Petroleum y de Esso, en beneficio de Bulgheroni, y la culminación del ingreso de Eskenazi en el capital de Repsol, junto a fondos de inversión de Estados Unidos y otros accionistas. En resumen, la mayor participación de la ‘burguesía nacional' en el negocio petrolero -los ‘amigos' de los K. El capital extranjero había sido avisado de que si quería precios internacionales tendría que compartir ganancias con capitalistas nacionales.
Esto, sin embargo, es la parte menor del asunto. Repsol ha comenzado a vender sus acciones en YPF por la simple razón de que sus principales accionistas están quebrados. Es el caso de la constructora española Sacyr Vallehermoso, que pretende pagar sus deudas internacionales con los dividendos de la sucursal argentina. Ha aceptado el ingreso del K Eskenazi a cambio de la liberación de los precios. O sea que los mayores ingresos de YPF no irán a financiar las inversiones que necesita el abastecimiento de petróleo, sino que saldrán del país para pagar aquellas deudas. De acuerdo a las denuncias de Carlos Pagni, en La Nación, los dividendos que ha estado pagando YPF superan a las ganancias, precisamente lo que necesita Sacyr, lo cual implica un mayor endeudamiento de la empresa. La ‘liberación' de precios de Moreno acentúa el vaciamiento de YPF y por eso deberá producir una suba sistemática y prolongada de las naftas. El ingreso de fondos extranjeros se explica por lo mismo: no pretenden ganar con la valorización de la empresa sino con su política de dividendos. Los precios que se han pagado por las acciones estiman un capital de YPF de alrededor de 15 mil millones de dólares, lo mismo que una década atrás -o sea que ha sido saqueada, entre otras cosas porque ni siquiera el dólar vale lo mismo.
Esta es la política real de los impostores del ‘modelo nacional'.
Vilma Aguirre