Revista Comunicación

Gastos absurdos de la Administración

Publicado el 23 marzo 2011 por Lobolupus

Gastos absurdos de la administración

En nuestro país las administraciones en general y algunas en particular están viviendo una situación económica limite y sin embargo los gastos superfluos están sangrando día a día las cuentas publicas. La prensa nos dice hoy que la administración autónoma valenciana no puede, literalmente, pagar los sellos de correos de la adminstración de justicia, paralizando un derecho de los ciudadanos.

En dias pasados, tuve curiosidad por saber cuánto costaba al ciudadano una actividad de la ciudad de Valencia, y me sorprendí cuando leí los presupuestos de mi Ayuntamiento, baste decir que podríamos ahorrar sólo en subvenciones a distintas entidades y gastos superfluos o no estrictamente necesarios unos 45 millones de euros, (mas o menos 55 euros por ciudadano), esto en una rápida lectura, imaginemos si desgranamos las partidas una a una.

Debo indicar que hablo del ayuntamiento de Valencia y no he contemplado las fundaciones y empresas publicas absolutamente innecesarias, que a vuelapluma he contado una reducción casi similar a la del propio Ayuntamiento.

El Estado debe adelgazar, debe reducirse a dar los servicios que de ellos se espera, no tiene sentido que las administraciones hagan una competencia desleal a los ciudadanos en áreas donde la iniciativa privada puede cumplir un papel dinamizador de la economía sin el lastre de una burocracia gris y muchas veces absurda. El aumento de la deuda de las administraciones, empieza a ser tan preocupante que empieza a llegar a limites de descontrol, es necesario acometer una profunda y urgente reducción del gasto público en todos los niveles territoriales, no sólo en el autonómico sino también en la Administración central y en los ayuntamientos.

De entre los gastos adicionales, los mas execrables son aquellos que se proveen en base a consideraciones ideológicas a diversas entidades en base a subvenciones, éstas se ofrecen a entidades con objetivos próximos ideológicamente discriminando a entidades de signo contrario. Vemos, pues, que en administraciones, con independencia del signo político, son comunes las subvenciones a entidades que, por la tipología de sus intereses, agrupan a posibles votantes o caladeros de votantes del mandatario en vigor.

Los gastos superfluos de las administraciones responden a una lógica de feroz intervencionismo en lo económico y social y de la auto generación de caladeros de votantes.

La extensión de esta lamentable practica esta tan extendida que no tengo constancia que ninguna administración haya tomado medidas para recortar estos gastos drásticamente, en realidad les han aplicado un descuento equivalente al de los gastos corrientes, demostrando un empecinamiento en esta practica claramente perjudicial para la ciudadanía en general.

Quiero insistir, que estos gastos absurdos, arbitrarios, se hacen para fomentar un clientelismo político que va en contra de la economía y que se sufraga con los impuestos que pagamos los ciudadanos, no es algo que no nos afecte, es algo que nos afecta muy directamente.

Sin embargo, no se que podemos hacer los ciudadanos mas que una actuación a medio plazo que consistiría en destronar a los grandes partidos que se han instalado en estas malas practicas permitiendo la entrada en nuestros parlamentos plenos municipales de partidos políticos no contaminados o con una conciencia ciudadana distinta. Mientra sigamos en una dinámica de “o mandas tu o mando yo” todo seguirá igual, es necesario que los parlamentos y plenos, recuperen su función, la de parlamentar, la de argumentar, pactar, converger y convencer a diversos grupos, de este modo empezara a funcionar la democracia mas allá de votar cada 4 años.


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