No había tenido nunca un gatillazo, pero ayer ocurrió. Fue como una pesadilla. No me salía nada. Intenté escribir varios artículos, pero no había manera. La pantalla del ordenador me sonreía comprensiva y trataba de tranquilizarme. Le pasa a todos, me decía para consolarme. Déjame ya so puta, pensaba yo. Que te vas con cualquiera que te teclea con decisión.
Los motivos de semejante bloqueo mental pueden ser variados:
-Estrés: Se acerca el final del curso de Community Manager y los trabajos se amontonan. Cuando sueltan lastre en los cursos online ya se sabe. Mucha información y muy útil, pero el día sigue teniendo 24 horas.
-Móvil: He decidido apagarlo, o al menos tenerlo lejos mientras escribo. El whatsapp es la kryptonita del creativo. Bzzzzzzzzzzz.Bzzzzzzzzzzzzz. Una mosca cojonera. Nunca mejor dicho.
Después de la tormenta…
Hoy mi ordenador y yo hemos hecho las paces. He mirado a mi pantalla directamente a los ojos y le he dicho:-Te voy a escribir un post como nunca te lo han escrito guapa. Los ventiladores te van a echar humo. Te voy a teclear hasta las eñes.
Enseguida se ha puesto a parpadear de emoción y nos hemos puesto manos a la obra. Menuda mañana de pasión cibernética que nos hemos pegado. Todo un homenaje. Llevamos sin parar desde las diez de la mañana y ya han caído varios puntos finales. Así da gusto. Ha sido muy bonito e intenso. Las reconciliaciones son así, tan fugaces como pasionales. Ahora nos estamos fumando un cigarrito de tranquis, enroscados el uno al otro.
Supongo que con el tiempo me volverá a pasar, pero el bloqueo mental ya no me pillará desprevenido. Siempre hay una primera vez para todo, pero solo una vez es la primera. Ahora estoy preparado.
Repasando la prensa me doy cuenta de qué no soy el único que ha sufrido un gatillazo en los últimos tiempos:
Rajoy, Urdangarín, Bárcenas…pero si hasta Nacho Vidal ha sufrido uno en sus carnes con el caso Emperador. A todos nos pasa de vez en cuando. España entera sufre un gatillazo descomunal (en parte por culpa de estos trileros y especuladores) y no hay manera de enderezar la cosa. La cosa es el rumbo no me sean salidos.
Vamos… que tenemos que apretarnos el cinturón y todo ese rollo patatero. De acuerdo, no hay mal que cien años dure, pero todo esto de la crisis ya se me está empezando a hacer un poco cansino.
Me acabo el cigarro y le doy un beso a mi pantalla que sigue saboreando el pedazo de post que nos hemos marcado esta mañana. Nos decimos que nos queremos y volvemos a la carga. Crisis superada totalmente. Espero que la reconciliación de la otra crisis, la de verdad, llegue pronto.
Eso sí, yo a Mariano ni lo toco.
¡Salud hermanos!