Nos hemos animado con un misterioso gato negro, cerca de casa hay un parque lleno de ellos y a mi chica le encantan: -¡Mira mami, un gatete!.
Ana y yo hemos hecho algo muy sencillo, como siempre. Por la experiencia de estos últimos meses: o haces algo rápido con resultados visibles (como dicen los spots de cremas antiarrugas) o pierdes la atención del niño.
Una vez más saqué mi colección de rollos de papel higiénico, el resto de material lo tenéis en la siguiente foto, y nos pusimos manos a la obra.
Little Ana pintó en un periquete el rollo, mientras yo dibujaba a lápiz un ojito de gato con forma de hoja sobre un retal de cartulina verde, una vez lo recorté utilicé el primero como plantilla del segundo.
Mientras secaba el rollo mi hija siguió plasmando su creatividad en el mantel y otros rollos que se cruzaban en su camino.
Una vez seco, doblé el cartón para darle la forma de las orejitas; sobre la cartulina restante puse un pegote de cola blanca que Ana extendió en los ojitos del gato con su dedo. Luego los pegué yo en su sitio correspondiente.
Bajo la estricta supervisión de mi hija dibujé las cejas, el morrillo y los bigotes de nuestro gato negro con un boli plateado. ¡Y ahí lo tenéis!.
Días después de hacer esta manualidad me encontré con esta idea en Pinterest ¡me encantó la idea!, si os animáis con el gato también podéis rellenarlo de chuches.
Y por último, si os gustan los dibujos que he utilizado en este post os dejo este link el lugar de donde me los he descargado ¡son una chulada!.
P..d.: Algún día haré un making off de los cirios que monto para hacer las fotos, si me alejase un poco más cuando las hago se vería el cartón y lo cutre que soy.
See you later alligator!