Revista Opinión

Gatos, esos misteriosos compañeros.

Publicado el 22 marzo 2013 por Manuel Somavilla
     Desde la antigüedad, ya desde los tiempos de la civilización egipcia, los gatos han ocupado siempre un lugar privilegiado, tanto en los ámbitos esotéricos, como en aquellos comprometidos con una creencia religiosa.
     Suerte, mala suerte, predicciones, augurios, premoniciones, pasar debajo de una escalera, ver un gato negro, son supersticiones frecuentemente relacionadas con un gato o un gato de color negro.
     Sin embargo, en lo que se refiere a la popularidad popular, valga la redundancia, el gato parece haber salvado y superado todos las barricadas del preconcepto y su condición animal (de cuatro patas), tanto de la superstición como de la religión, un mismo perro con distinto collar, pues se ha hecho acreedor de todo lo bueno que hay en nosotros, los buenos sentimientos, el cariño, la grata compañía, el agradecimiento, el embrujo, el encanto, la solidaridad, etc..., aunque en el fondo solo sea un animal, aunque a veces más agradecido que el propio ser humano.
     De hecho en el blog el gato escapista quiero hacer un homenaje al gato, un animal quizá menos apreciado que el perro y que frecuentemente nos ayuda a sentirnos mejor.
     Podemos decir sin miedo a equivocarnos, que el gato suple no solo la presencia del perro en las situaciones en las que es necesaria una cercanía más higiénica, digamos cuando estamos recostados en el sofá o en la cama, sin tener que exponerse a olores, pelos, babas, lenguas y otros cariños más expresivos propios de la parafernalia de un amante, sino que llega a ocupar, obviamente en casos perdidos, ese espacio únicamente destinado a ser ocupado por el amor de la pareja.
   
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