Revista Cine
Gatos, un viaje de vuelta a casa. Gatitos kawaii.
Publicado el 28 septiembre 2017 por Criticasen8mm @Criticasen8mmTítulo original:
Rudorufu to Ippaiattena
(Rudolf the black cat)
Año:
2016
Fecha de estreno:
29 de septiembre de 2017
Duración:
89 min
País:
Japón
Director:
Motonori Sakakibara, Kunihiko Yuyama
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Selecta Visión
Se acabaron las vacaciones estivales pero, aún sí, siguen llegando títulos para disfrutar con los más pequeños de la casa. Desde el país del Sol Naciente, aterriza en la cartelera española Gatos, una aventura de vuelta a casa. Se trata de una película con un propósito claramente educativo y, por ende, con un público objetivo infantil. No obstante, cualquier adulto -sobre todo si es amante de los peluditos- podrá abstraerse en la aventura protagonizada por Rudolf, un pequeño gatito negro de rasgos kawaii.
El guión de Gatos, un viaje de vuelta a casa-título castellanizado alejado de la sencillez de su título original Rudofuru to Ippaiattena que traducido sería algo así como Rudolf y Tengounmontón- está basado en una serie de novelas de un gran éxito popular y de ventas en Japón de Hiroshi Saitō y Hanmo Sugiura. En esos libros se cuenta la aventura de Rudolf por volver a casa. En la película, Rudolf, decepcionado por no salir de casa de su ama Rie, aprovecha un descuido para irse por la puerta principal. Con la vorágine de la jungla de asfalto, acaba desmayado en un camión y viaja desde la prefectura de Gifu – donde él vive – hasta la inmensa Tokyo. Allí conoce a Tengounmontón, un gato callejero que se erige como mentor y protector de Rudolf y quien le enseñará a valerse por sí mismo de una forma muy peculiar.
Porque más allá de las visicictudes propias de un gato por sobrevivir en la calle -alimentarse, protegerse de amenazas externas, un lugar calentiro para dormir...- esta pareja felina posee un as en la manga. Tengounmontón es un gato culto, un gato que sabe leer. La película explota este hecho para realizar una moraleja que nos recuerda que su target son los niños: la importancia de la educación para conseguir ser alguien inteligente porque, con la lectura, puedes llegar a cualquier parte. Rudolf aprende a leer para volver a casa.
El punto de partida es el de una mascota perdida en busca de su amo. A partir de eso, se construye una epopeya de las aventuras por el camino apoyada con los amigos que encuentra. En ese trayecto, encontramos momentos muy divertidos inspirados por los personajes secundarios -aunque algunos, a ojos adultos, resulten muy exagerados y/o cargantes- y alternados con otros momentos dramáticos. De hecho, hay un par de escenas emocionantes hasta las lágrimas, como ese preludio del final. La película no oculta que, aunque la vida pueda ser una aventura, estás obligado a crecer y llevarte decepciones.
Aparte del mensaje ya mentado del poder de la amistad y el de la educación, Gatos, un viaje de vuelta a casa también se nota estilizada para un público infantil por el tono liviano y el diseño de los personajes, con los peluditos de proporciones nada realistas. La animación 3D CGI trata de dotar de viveza a los personajes y los fondos. Como curiosidad, los pelos de los gatos fueron modelados cada uno de forma independiente. Detrás de esta película está el mismo equipo encargado de Yo-kai watch y, Kunihiko Yuyama, uno de sus dos directores, se ha curtido en la franquicia Pokémon.
En resumen, esta cinta de animación japonesa posee suficientes elementos para ser disfrutada por pequeños y mayores. Momentos cómicos, una aventura sin descanso, personajes carismáticos y gatitos kawaii, desprende y resalta valores universales... Todo ello desde el punto de vista gatuno. No en vano, con literalidad, la película comienza con la cámara a la altura de la mirada felina, en un prisma acomodado a esa visión partida del mundo, incapaz de ver la vastedad del mismo. Así, cuando Rudolf se encuentra vagando por la calle, para el espectador es más fácil la inmersión y el deleite con las hazañas del gatito.
7/10