La imagen recoge la actuación de las fuerzas de orden público en Beirut contra una manifestación gay, sin que se hayan producido después protestas, nacionales o internacionales, sobre la brutalidad policial, encontrándome especialmente sorprendido por el silencio cómplice de nuestra izquierda pseudoprogresista. Este es el tratamiento que reciben en Oriente Medio los homosexuales, por el mero hecho de serlo, en paísas como Palestina, que defienden a ultranza nuestros hombres del cambio, que demuestran a la vez, especial aversión a Israel, donde existe una comunidad gay organizada y en libertad. Aunque la mayoría de los islamistas no sean violentos, lo cierto es que los recientes atentados en Europa, llevan el sello religioso de los radicales musulmanes, y no parece especialmente acertado defender países en los que la fe forma parte del gobierno y ahorcar homosexuales sea una práctica habitual. Rasgarse las vestiduras por las corridas de toros y defender a los palestinos no es más que otro ejercicio de hipocresía política por parte de quienes viven cabalgando sus propias contradicciones, que en mi humilde opinión, son más que demasiadas.