Gecko Tokay

Los geckos tokay es un reptil físicamente bello y  los aficionados se sienten atraidos con tan solo verlos. Sin embargo, la actitud de este geco no coincide con su bonito aspecto. 

Un terrario bien alto y muy plantado es para un geco tokay porque caminan por las paredes con suma facilidad y aprovecharán al máximo el espacio vertical. 

Les gusta agarrarse a los troncos de los árboles, pero también frecuentan las paredes de las estructuras humanas. Hacen esto para atrapar insectos que proliferan en las proximidades del hombre. 

Uno de sus objetivos principales de caza son las cucarachas, un manjar para ellos. Por esa razón, algunas personas  los han soltado en sus hogares para controlar las plagas. En cautiverio, también devorarán otros insectos grandes, y muchos pueden ser entrenados para atrapar ratones pequeños.

Los geckos Tokay vienen de bosques donde las precipitaciones son abundantes durante el año. Es necesario rociar todo el terrario con un chorro de agua pulverizado varias veces por semana para evitar que se sequen y como fuente de agua potable a medida que corre por las hojas y las ramas. 

A ellos también les gusta el calor, por lo que 18 grados Celsius es la temperatura más baja que debería de tener en la jaula, y solo durante la noche hasta que nuevamente se calienta al menos en los 21 grados.

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Como domesticar un gecko tokay

El gecko tokay pueden llegar a ser difíciles de manejar sin que uno se asuste, escape, suba por la pared o muerda al manipulador. 
Son sorprendentemente poderosos y rápidos, y sus sofisticadas almohadillas que poseen sus patas les permiten permiten trepar por casi cualquier cosa.
 Nuestro objetivo empieza por tener sesiones cortas y positivas con el lagarto donde se ponga en tu mano sin ser molestado.
La regla de oro para domesticar al geco Tokay pasa por construir la confianza con el lagarto. Si intentas domar a este reptil, no puedes cogerlo por detrás de la cabeza y manipularlo. 
Generalmente intenta sacar al animal de su escondite y ponerlo en tu mano. Siempre mantén tu mano plana, y mantenla debajo del lagarto para que no te muerda. 
Generalmente intentan correr en todas las direcciones. En este punto, el truco es poner el lagarto de nuevo en tu mano y mantenerla sobre tu cabeza. Tus ojos son intimidantes, y si pones a la lagartija encima de ti, puede decidir que tu mano es un buen lugar para recoger sus pensamientos. 

Una vez que el geco esté asentado en tu mano, acaricia ligeramente la parte inferior de su cola con tu otra mano. Haz esto por unos minutos, y luego tranquilamente pon al lagarto de nuevo en su jaula. 
Sin embargo, tenga en cuenta que puede asustarse y salir disparado, lanzándose al aire y aterrizando en el suelo. 
Intenta ponerte en un lugar donde no se lastime al caer. También ayuda a manejar a tu gecko en un área donde no pueda escapar o esconderse detrás de algo. Al principio, devolver a los gecos a sus recintos sin incidentes puede parecer imposible, pero se necesita paciencia para ganarse la confianza de este animal. A medida que lo hace, el lagarto comienza a darse cuenta de que cuando está contigo no es lastimado.
A medida que el geco se calma, eventualmente puedes bajarlo al nivel del cuerpo mientras aún acaricia la parte inferior de su cola y muy suavemente lo persuades para que camine del dorso de una mano a la otra. 
Cuando el gecko tokay comienza a caminar es muy buena señal de que el animal se está calmando y tomando confianza. Una vez que puede hacer que su tokay camine sobre sus manos o brazos, observe si se lame mientras camina, probando su entorno. Si ves esto, es que estás muy cerca de tener un tokay amistoso.
Si, los gecos de Tokay están aterrorizados y son desconfíados, se debe a que esta especie es cazada por el hombre en grandes cantidades para satisfacer las creencias medicinales de algunas culturas. Se ponen en palos, se secan y se venden como una cura para todo. 
Todo el proceso es muy cruel y sin una pizca de ciencia que valide los valores medicinales del geco. Algunos animales también se recogen para el comercio de mascotas y pasan por un proceso aterrador antes de terminar en un vivero.
 Para domar uno, tienes que convencer al lagarto de que no quieres hacerle daño. De lo contrario, tratará de defenderse o de huir de ti.