Gema Gil, en vanguardia, por @frlorente
Gema es alicantina aunque madrileña “por amor”. Ese amor es Dani, un químico que trabaja en el control de calidad de la embotelladora que Coca-Cola tiene en Fuenlabrada. Se conocieron verano tras verano en Alicante. Evidentemente no se trataba de un amor de verano, sino de algo más sólido y allá por 2002 Gema se vino a Madrid “porque en Madrid había más salidas laborales”. Hace dos años, ya con una niña, nadie podía imaginar lo que iba a ocurrir y “decidimos ir a por la parejita”, cuenta Gema. Nació el niño y a los siete meses cerraron Coca-Cola. “Nadie se lo podía imaginar, y menos porque la planta de Fuenlabrada acababa de ser remodelada, porque era la segunda planta más eficiente de Europa, porque era el orgullo del propio Marcos de Quinto [entonces presidente de Coca-Cola en España]”.Recuerda Gema lo feliz que era su marido, Dani, “orgulloso del trabajo y la empresa en la que trabajaba. Una empresa que nos invitaba al cine, a partidos de fútbol, que nos hacía regalos cuando nacían niños, que en Navidad traía a Papá Noel…” Es decir, paternalismo en estado puro hasta que, como asegura Gema, “te das cuenta que no, y despiden a sus trabajadores como a perros. Incluso les escoltaron como delincuentes cuando recogieron sus cosas de las taquillas…”Realmente, buena parte de la plantilla se creía lo que Coca-Cola transmite en sus anuncios de la televisión: la fábrica de la felicidad, la chispa de la vida, ser una gran familia… y al final, la verdadera gran familia ha resultado ser la plantilla unida como una piña en torno a su comité de empresa de CCOO contra una empresa que ha presentado un ERE ilegal.Quince meses de conflicto y lucha han hecho que Gema haya cambiado su forma de ver la vida, “ya no entiendo a las personas que no se solidarizan y ahora me he dado cuenta de la cantidad de gente que hay luchando”, explica, mientras reconoce un poco avergonzada que ella era de ver Salvados tirada en el sofá. “Es cierto que siempre hemos ido a manifestaciones pero ahora me da mucha rabia que la gente se quede en su casa tumbada en el sofá mientras nos están quitando todo. Me da mucha rabia cuando la gente sólo sale a la calle por un partido de fútbol”.Ahora es cuando Gema ha descubierto que es una activista. “¡Y no saber lo que llevabas dentro…!, le espetó su marido al principio de la pelea”, porque Gema se implicó como la que más, como abanderada de la lucha, codo a codo con los trabajadores, con las trabajadoras. Pronto se organizaron todas las mujeres como una parte más, la fundamental, para resistir. En la casa de Gema “al menos” se ingresan 530 euros, porque ella trabaja en una empresa de seguros desde hace nueve años. Eso sí, tiene la jornada reducida en su trabajo, aunque tiene una jornada muy completa. Levantarse temprano, preparar a la niña y el niño y lanzarse al twitter para ver si hay algo nuevo. Dani lleva a la niña al cole, y muchos, muchos días, el pequeño se tiene que quedar con la abuela. “Sin mi suegra no podría haber tenido esta actividad”, reconoce Gema. Y es que todo el mal que está haciendo Coca-Cola ha sacado lo mejor de muchas personas.
Pillado con Gema Gil. Claro, pillados por @frlorente , Fran Lorente.
Las chicasLas mujeres de Coca-Cola son tanto las trabajadoras de la empresa como las parejas de los trabajadores. Son eso, las mujeres, el pilar fundamental sobre el que se sustenta el ánimo de continuar. Entre ellas, sin saber muy bien cómo, Gema Gil se ha convertido en símbolo de la pelea. Para las chicas es la “madre coraje”, “la columna vertebral” de trabajadores y familiares de los espartanos; aunque ella asegura que es al revés, que “ellos son quienes me levantan el ánimo”.
Y es que el ánimo es fundamental porque entre las armas de la multinacional está la guerra psicológica, machacar psicológicamente, aunque no contaban con encontrarse enfrente a “los espartanos”. Han sido quince meses de vivir en una montaña rusa, de ganar una y otra vez en los juzgados, de una empresa que no acata sentencias, de policía que toma posición con quien no acata sentencia. Vivir en el mundo al revés es complicado y hasta a Gema, el médico, acaba de aumentarle la dosis de antidepresivos. Unidad
La embotelladora de Coca-Cola en Fuenlabrada es muy grande, por eso la plantilla apenas se conocía antes del conflicto. Pero los problemas les han unido, una unión que, según relata Gema Gil tiene como principal protagonista al comité de empresa de CCOO. Los representantes de los trabajadores han abandonado su vida familiar para estar con la plantilla en todo momento, en el campamento, en las manifestaciones… “Lo único bueno que ha hecho Coca-Cola ha sido provocar esto, que surja esta familia”, explica Gema, mientras rememora sus dos peores momentos: “tener que dejar a mi hijo de meses con la abuela porque yo tenía que manifestarme y trabajar, y cuando vino la policía a pegarnos”.Eso sí. La alegría se desbordó cuando el Tribunal Supremo volvió a dar la razón a CCOO y la plantilla de Coca Cola en Fuenlabrada el pasado 15 de abril: