Hoy, queridas amigas y amigos, he leido unas palabras en un grupo al que pertenezco; sin gana ni intención, y del que voy a causar baja después de lanzar un cóctel molotov virtual, que me han revuelto el estómago y han hecho que mi frugal cena, casi salga en escopetazo por mi santa e irreverente boca.
Una "señora", supongo que con pedigree, ha dicho lo siguiente: Las personas que estamos en este grupo somos personas con pedigree o que queremos tenerlo, por medio de un denodado trabajo. El pedigree nos reafirma como personas [...]
Primero: ni tengo pedigree, ni quiero tenerlo, y aun así, de momento pertenezco a ese grupo.
Segundo: me parece penoso, lamentable, denigrante, repugnante y todo lo que acabe en "ante" (excepto chaqueta de ante), decir que el pedigree nos reafirma como personas. Si eso es así, señora mía, estoy más que orgulloso de ser el más vulgar entre los vulgares, porque pertenecer a una "especie", que necesita de un título o nombramiento para reafirmarse como ser humano, o como persona, es ser muy poca cosa.
Tercero: el pedigree, es la genealogía de la raza de un perro, o en su origen, de los caballos, y viene del francés: pied de grue, que significa pata de grulla, y eran unas marcas distintivas que tenían los caballos, por lo tanto, no es aplicable al género humano, por muy "enrrollado", "chic" y "guay" que se quiera parecer. Ahora, me parece fantástico que cada uno se encuadre en la especie que le corresponda, ya sea perruna, equina o humana.
A mi personalmente, me reafirma como persona el ser generoso, el trabajo bien hecho, el despertarme cada día y dar lo mejor de mi mismo, no una posición, poder o títulos; al margen de posiblemente poder poseer uno, y del que a partir de este momento, reniego y me comprometo a no pedir para no convertirme en Judas, y traicionar mis ideas y mis palabras.
Una vez dicho esto, dejo una imagen, que dice más que mil palabras, del único pedigree que conozco.

