Jose Antonio Donaire ha anunciado su marcha del PSC con un artículo titulado “Adeu PSC”. El gota a gota de bajas del PSC es sangrante, alrededor del 1% mensual, que se centra, sobretodo en cuadros políticos, entre los perfiles más activos. Donaire sería un militante más que marcha, por desacuerdo con la deriva de los últimos años del PSC.
Sus razones son solo suyas, sus motivos son solo suyos, la interpretación de ellos son solo de él.
En mi caso solo quiero indicar un par de cuestiones. La marcha de Jose Antonio Donaire tiene una especial significación para mi. Él fue el fundador y primer delegado de la sectorial de ciberactivismo del PSC, de la que actualmente yo soy delegado, y no puedo dejar de indicar que me duele muy especialmente la marcha de mi antecesor en el cargo.
Lo segundo es que deseo y haré todo lo posible, llegando a las últimas consecuencias de forzar los límites que marcan los estatutos del PSC, incluso con guerras asimétricas internas, para que el PSC vuelva ser una casa capaz de acoger a Donaire y a los militantes que ya han marchado. El PSC no es el PSC sin Donaire y sin los miles de militantes que están marchando con cuentagotas y discretamente.
No se que es actualmente el PSC, ni se que es lo que quedará de él cuando los últimos que se rompen los cuernos por reformarlo, por romper las inercias, o por intentar algo mientras algunos solo miran, callan y contemporizan, se marchen.
Lo que tengo claro es que el PSC sin Donaire es un psc muy minúsculo, ínfimo, un rincón más oscuro y frío. Y el tiempo que siga militando en el PSC, lugar que comienza a ser cada vez más hostil al pensamiento crítico, mi compromiso personal es dedicar todos y cada uno de mis esfuerzos en que este partido vuelva a ser lo suficiente acogedor para los que han marchado.
Me encantaría poder conseguir que en el PSC haya un espacio para Donaire y muchos otros para que el adiós fuera un simple “hasta pronto”.
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