Hace unas semanas una persona que ha ocupado durante años cargos importantes en la industria farmacéutica y ahora trabaja como consultor en estos temas me escribió. Mantuvimos una conversación y quedó en enviarme el texto que ahora publico. Lo habrán visto estos días en los periódicos o en este mismo blog, el gobierno está tomando medidas para recortar el gasto farmacéutico y una de ellas es que se receten más medicamentos genéricos que de marca:
¿Qué problema hay con los genéricos?
Parece que la industria farmacéutica se está empezando a poner nerviosa, después de que la ministra de Sanidad hiciera pública su intención de promover un Decreto-Ley por el cual los médicos van a tener que prescribir por principio activo y el farmacéutico dispensar las marcas más baratas. Desde el punto de vista de una persona sin vinculación con este sector, todo hace pensar que esta medida beneficia a las arcas públicas y sólo perjudica a aquellos que pretenden ganar de manera casi fraudulenta muchísimo dinero en este negocio.
Es verdad que no todos los principios activos los fabrican los mismos laboratorios y por tanto la ley permite que haya una pequeña diferencia entre unos y otros. Esto no quiere decir que no sean bio-equivalentes a la marca original. Para evitar alguna suspicacia, esto es así en países como Francia, Reino Unido, Alemania, etc, es decir en Europa y también en Estados Unidos donde los genéricos suponen más de la mitad de las recetas.
Tras las declaraciones del señor José Ramón Luis-Yagüe, directivo de Farmaindustria, le quiero contestar con dos simples preguntas a su argumento de que no tienen la misma eficacia los genéricos que los medicamentos de marca. ¿Quiere decir usted que un comprimido de ibuprofeno o paracetamol de marca le hace el mismo efecto a un señor de 95 kilos que a una señora de 55 kilos, ya que el médico les prescribe la misma dosis? ¿Quiere decir usted que Zitromax y la Azitromicina Pharmacia no hacen el mismo efecto?
Muchos laboratorios de marca (Pfizer, Novartis, Esteve, etc.) fabrican y envasan producto que se venden como marca a un precio y otros lotes idénticos a los anteriores que se venden como genéricos a un precio inferior. De hecho, además de fabricar para terceros, estos también tienen sus empresas de genéricos.
Seamos un poco serios a estas alturas, ya que todos tenemos el derecho a la pataleta, pero tergiversar y manipular está muy feo. Así le hablaríamos a un niño, y en este lenguaje debemos dirigirnos a ciertos poderes que pretenden seguir acumulando fortunas a costa del herario público, y hay que entender que todo tiene un límite.
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