Revista Opinión

GENÉTICA PRODIGIOSA. Hay, hace 16 años. 14 de septiembre de 2005.

Publicado el 14 septiembre 2021 por Cronicasbarbaras

Un sabio español, Ginés Morata, investigador del Centro de Biología Molecular, afirma que en el futuro podremos modificarnos a nosotros mismos con las tecnologías genéticas, que teóricamente podríamos llegar a la inmortalidad y que algunos genes hacen a las personas más guapas e inteligentes, e incluso mejores personas.
Esta última afirmación es sumamente importante, porque las otras responden a futuribles: frente a la bondad genética de la que gozan algunos, tiene que existir la maldad genética, que haga a otros peores personas..., y más feos.
Lo cierto es que todos conocemos a buenas personas guapas y a malas personas feas, y también a malas personas guapas y a feas, buenas. Pero, según la teoría, debe de haber más buenas personas guapas que malas personas guapas. En cuanto a las personas feas, extraiga usted su conclusión.
A Ginés Morata, que es de izquierdas y progresista, esto no le gusta nada. Aunque se ve obligado a dictaminar que es lo que hay, y que se está comprobando en los estudios genéticos: determinismo puro.
Es decir, estamos predeterminados e incluso predestinados en el sentido físico, moral y social. Algo que ya decía un médico hoy desacreditado, especialmente por la sicología y la psiquiatría modernas, Cesare Lombroso (1835-1909).
Judío sefardí italiano, sus estudios sobre la relación entre la criminalidad y el físico, especialmente el rostro, ratificaban que “la cara es el espejo del alma”.
Sus libros, como “El hombre delincuente”, influidos por el darwinismo y la teoría de la degeneración de Morel, invitaron a los fisiognomistas nazis, qué paradoja, a buscar la maldad de los judíos en su estructura craneal, en su nariz o cuenca de ojos.
Demasiadas veces la ciencia se vuelve contra el hombre: el determinismo que nos descubre Ginés Morata lo hace, y debe asustarnos. Sobre todo, a los feos.


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