Ni un
solo lingüista español ha alertado aún contra la posible desaparición del
arameo, la lengua de Jesús, que todavía se habla en tres pueblos de Siria, yni un
solo humanista conocido ha protestado contra al genocidio de sus habitantes, y contra
la imposición armada del árabe a los sobrevivientes.
Un
genocidio emprendido por nuestros actuales aliados, los rebeldes sirios salafistas
y de Al-Qaida, que luchan contra el dictador Basher al-Asad, al que Occidente se
propone derrocar.
Este sí
es un genocidio cultural, aparte de humano: el arameo era la lengua mayoritaria
en buena parte del Cercano Oriente, que desapareció casi por completo con la
arabización tras la conquista islámica.
Los
habitantes de tres pueblos al sur del país, aún con cristianos, lograron conservar
heroicamente el idioma, pese a las persecuciones, como hicieron muchos mozárabes
españoles, aunque otros se dejaron absorber por el árabe.
Los
milicianos islamistas han atacado los pueblos de Malula, Bakha y Jubbadin y
asesinan, aún ahora mismo, a muchos de sus habitantes, hablantes del arameo que
no acatan el islam, según denuncian distintos observatorios de derechos
humanos, incluido el Sirio.
El
patriarca griego-melquita, integrado en la Iglesia católica siria, Gregorio
III, ha denunciado que esos salafistas que luchan contra la dictadura “son
todavía peores que las armas químicas”, en el supuesto de que estas hubieran
sido usadas por Al-Asad.
Aunque
haya dejado de ser católico o protestante, aunque ya no sea ni siquiera cristiano, todo occidental pre y post Ilustración
pertenece a un cultura producto de la Reforma de la religión judía hecha por
Jesús.
Y los
cristianos sirios hablantes del arameo son su venerable y asombroso vestigio,
al que estamos ayudando a ejecutar ahora desde EE.UU y la excristiana Europa.
Esto es un genocidio, humano, cultural, de la dignidad, un nuevo nazismo del que somos cómplices y verdugos voluntarios.
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SALAS ,otro clásico