Cuando hablo de un local, me gusta destacar todas sus facetas siempre que sean notables. Hoy, tradición e innovación se han dado la mano para que pueda desglosar punto por punto por qué todo sevillano amante de las tapas debería acercarse a Génova.
Era un viernes cualquiera a las 2 de la tarde y nos apetecía estar en una terraza, contemplando la vida de la ciudad mientras celebrábamos el comienzo del fin de semana. Accediendo por la calle Alemanes, mirando a la derecha estaban las mesitas de la terraza, en plena Avenida de la Constitución, entre idas y venidas del tranvía. Decidimos sentarnos ahí a sabiendas de que el canon de veladores que aplica el ayuntamiento a estos establecimientos incrementaría la cuenta un 15% pero para mi, hay entornos que cambian hasta el sabor del vino. Pensad sino, en la diferencia de tomar un café mirando a la Iglesia del Salvador a tomarlo mirando a una obra.El camarero nos atendió sin hacernos esperar demasiado. Tras tomarnos nota, nos sugirió el orden de la llegada de los platos, siendo primero la ensalada César y el sushi para después traer un pequeño quiche lorraine y unos rollitos crujientes de verduras con salsa agridulce. Elegí esos platos y no otros sencillamente por lo difícil que me es encontrar un solo local que lo haga bien y porque decir que me gusta es poco, pues también los suelo comer en casa.
Puedo contar con una mano los camareros que aquí han tenido ese gesto. En casos extremos me han llegado a traer la ensalada después del plato principal o lo que es peor, han olvidado la comanda y me lo han colado en la cuenta. La explicación es tan sencilla como las palabras formación y experiencia. Tanto los encargados como los camareros son personal que ha trabajado para restaurantes con larga trayectoria en Sevilla. La ensalada César nos encanta a mis hermanas y a mí, cuando Ángela la hace, le pone cariño y mimo como buena gourmet que es, así que cuando la pido fuera y lo que me ponen es lechuga iceberg tamaño A0 y picatostes de bolsa con una vinagreta de perejil y ajo, me siento un tanto ultrajada. Confié ciegamente recibiendo como recompensa una buena ensalada, con su queso parmesano proporcional al tamaño del plato, su buena selección de hojas frescas y unos buenos picatostes. Así, sí. Soy una fanática del sushi, lo que implica que he probado del malo malísimo al de confianza. Sin embargo no soy capaz de cenar o comer sólo a base de sushi, no soy de pedir las calaveras portuguesas que por ahí andan. En el plato nos presentan makisushi y sashimi de salmón y atún junto a dos piezas de california roll con sésamo negro, salmón y aguacate. La textura suave, jamás había probado un sushi con goham tan bien conseguido. En cuanto a la salsa de soja, he de decir que no estaba tan salada como otras por lo que descubrí un sabor del sushi más homogéneo. No todos los locales de cocina variada pueden permitirse ofrecer sushi en su carta, aquí lo hacen porque el cocinero tiene experiencia, es filipino y ha trabajado en varios locales de Sevilla de cocina oriental. El resto de los cocineros son sevillanos y el jefe de cocina se formó en la Escuela Superior de Hostelería Taberna Alabardero.Cuando pedí los rollitos de verduras, me esperaba el típico crêpe crujiente que aquí hacen con berenjenas o espinacas y que tiene un sabor similar al pastel de verduras. Nada que ver, es un fino y sofisticado rollito de primavera. La salsa agridulce en la base de esta creación, con unos diminutos tacos de verdura y de textura densa, da a conocer la mejor faceta de una salsa muy utilizada en la cocina asiática. No prejuzguéis el concepto "rollito de primavera", se lo recomendaría a cualquier amante de la cocina tradicional. Para beber pedí una copa de Marqués de Riscal de la casa que estaba a la temperatura óptima. El quiche estaba estupendo, la masa era hojaldre conteniendo un estupendo relleno fiel en el sabor original.Cuando ves que alguien se preocupa de hilar tan fino, el interés por saber más es inevitable por lo que me cité con uno de los dueños, Mané para sus amigos, para saber más sobre el local. Ahí me contó detalladamente cómo nació la idea de abrir el bar. El proyecto nace de cuatro amigos con toda una amalgama de profesiones, donde el amor por las cosas bien hechas enriquece el resultado. Dos arquitectos técnicos, un diplomado en empresariales y un empresario con experiencia en los bares de copas, como buenos amantes de las tapas, tenían un propósito: dar a sus clientes el mismo trato que querrían para ellos mismos, ofreciendo así a los sevillanos una alternativa para disfrutar de un entorno arquitectónico singular. No se trata de hacer dinero con el turismo, lo que importa es ofrecer un servicio con una excelente relación calidad precio para nosotros, los habitantes de la ciudad. Los colores, sus muebles, las texturas...intentan emular a los primeros cafés de Sevilla situados en esta misma avenida. En el descanso de la escalera se pueden observar como testigos de la historia recortes originales de periódicos. El tramo de la Avenida de la Constitución que va desde el ayuntamiento hasta la esquina de la calle Alemanes,era conocido como calle Génova, motivo por el cual se eligió este nombre para el local. En el ejemplar de la derecha de 1911, Manuel Chaves Rey, cronista de la ciudad, atestigua su historia. Hoy este documento pasa a formar parte del pequeño muro de recuerdos que están construyendo con tanto cariño en el descanso de la escalera. El interiorista es Bruno Bermúdez, que además de haber embellecido Charlotte Buharia, es colaborador de este portal tan interesante. Génova lleva abierto desde diciembre de 2012, por lo que algunos sevillanos aún pecan de no pararse a mirar la suculenta y ecléctica carta. La cocina, que está abierta todo el día, ofrece una gran variedad de tapas y platos, desde adobo, pasando por pasta, paella y buenas tartas artesanales. Ir a desayunar, merendar o comer está más que recomendado. Me alegra que el inmovilismo costumbrista esté dejando paso a una mezcla de ingredientes en los que el pasado y el presente se entrelazan porque "en lo puro no hay futuro, la pureza está en la mezcla".
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