Revista Cine

Gente amable

Publicado el 21 diciembre 2014 por Key Hunters @zapatoalacabeza
Últimamente he estado analizando cosas. Y cuando digo cosas quiero decir gente que no me cae bien.
Gracias a esto tengo los exclusivos resultados de un estudio pseudocientífico y absolutamente irrelevante que he realizado acerca de la amabilidad humana.

INCISO
Cuando me veo obligada a lidiar con gentuza de manera relativamente constante e ineludible, suelo estudiar su comportamiento. Ya que los tengo que aguantar, por lo menos que me aporten algo. De ahí salen estos estudios.
FIN DEL INCISO
Un día me paré a pensar en cómo era posible que cierta gente que era extremadamente amable y correcta conmigo me resultara tan sumamente insoportable, mientras que otra era igualmente amable y correcta y me parecía encantadora.
Me refiero a que hay personas que son amables contigo y quieres hornearles unas galletas y darles un abrazo, mientras que otros son igulamente agradables y lo que quieres darles es un puñetazo en la cara. El primer tipo supongo que lo identificamos todos, pero el segundo igual si no os pongo en situación es un poco más difícil de ubicar. Ahora os lo explico.
Analizando mucho el comportamiento de mis conocidos -de ahora y de oscuros tiempos pasados-, he obtenido cinco perfiles diferentes en función del grado y del tipo de amabilidad empleado:

1. La persona genuinamente amable lo que pretende con su comportamiento es que estés cómodo. Quiere que no te sientas amenazado y que estés tranquilo, siempre y cuando tú no te comportes como un energúmeno. Este tipo de persona dejará de tratarte bien en el momento en el que detecte que no estás correspondiendo a sus esfuerzos por llevaros bien. O tal vez no deje de tratarte bien tal cual, pero sí enfriará su comportamiento. Cuidado con éstos, porque si detectan que eres un imbécil, es altamente probable que te manden a hacer puñetas o que procedan a ignorarte absolutamente. Porque te lo habrás ganado a pulso, eso sí.

2. La persona excesivamente amable quiere que estés cómodo, pero no es su objetivo primordial. Estas personas lo que buscan, por encima de todo, es caerte bien, incluso aunque esto sea a expensas de su propio bienestar. Esto quiere decir que sí, quieren que estés agusto, pero porque persiguen que asocies esa comodidad a su presencia y así tengas buen concepto de ellos. Los dueños de este comportamiento son fáciles de detectar porque seguirán siendo amables llueva, truene o granice; aunque les contestes mal, o aunque proporcionarte una comodidad suponga un desacarreo innecesario para ellos, seguirán siendo implacablemente adorables. Esto puede parecer algo positivo, pero en general estas personas acaban provocando, no tardando mucho, una poderosa sensación de rechazo. Que te hagan la pelota puede molar un ratito, pero acaba siendo bastante cargante.
3. La persona falsamente amable es más difícil de acotar. Éstos están por todas partes. Aquí hay varios niveles de infamia:
   3.1: La persona que es amable porque no le queda más remedio. No le caes bien, pero sabe que la hipocresía es un bien necesario e infravalorado que hay que utilizar para llegar vivo al final del día. A este tipo se le identifica por utilizar las palabras justas, ya que cada palabra agradable que emite le obliga a consumir cantidades desorbitadas de energía, y porque teme que su subconsciente le traicione y le haga decir alguna barbaridad, así que opta por hablar lo justo. Esta gente ayuda enormemente a mantener el equilibrio en la sociedad sin que nadie le rompa las piernas a nadie, así que apreciadlos.
   3.2: La persona que es amable porque quiere algo. De éstos veréis a patadas. Estos personajes suelen ser condescendientes y pretenciosos, ya que, aunque intenten ocultarlo, suelen creerse considerablemente superiores a su interlocutor. Por lo general buscan mejorar su reputación, ganarse favores o conseguir tu simpatía para tener aliados en la recámara, por si acaso. Se caracterizan por elogiar más de lo necesario a la gente que tienen delante, mientras que jamás hablan bien de alguien que no está presente -salvo si es para darte la razón y así ganar puntos contigo, se entiende-. Tienden a atribuirse méritos que no son suyos y a decir cosas que dejen mal a personas que no están presentes para defenderse. Una maravilla.
   3.3: La persona que es amable porque se está riendo de ti. Éstos ya están en otro nivel. Afortunadamente, este tipo de comportamiento está casi exclusivamente reservado para adolescentes, por lo que con el tiempo hay que sufrirlo cada vez menos; pero siempre conocerás a algún espíritu quinceañero atrapado en el cuerpo de un supuesto adulto, que se comportará como si le cayeras bien sólo para que le cuentes alguna cosa de tu vida que luego pueda él ir a detallarles a sus amigos, habitualmente igual de infantiles que él. A éstos se les suele distinguir porque a muchos niveles son como un chaval de trece años: tienen un sentido del humor muy básico, se enfurruñan cuando las cosas no les salen bien, ese tipo de cosas; y también se les ve a la legua porque, casi sin excepción, son unos cotillas de mucho cuidado.
Este completamente innecesario estudio lo he llevado a cabo analizando exclusivamente comportamientos amables y aislándolos de todo lo demás; no incluyo a esas personas que son manifiestamente felices, para los cuales la amabilidad es su estado natural. Esa gente no está siendo amable, esa gente es así.
También es importante tener en cuenta que una persona no cuadrará claramente con uno de los estilos mencionados, sino que dichos estilos se corresponderán más bien con cada relación que se establezca entre dos personas en particular, así que cada uno aplicará un caso u otro en función de con quién esté hablando. Yo misma oscilo constantemente entre varios de los mencionados. Y además, claro está, cada opción tendrá sus matices y habrá relaciones que incluyan variantes y mezclas. Pero nos entendemos.
Si alguien os amarga la vida, no lloréis. Estudiadles y aprended cosas sobre la psicología humana.
O pegadles. Eso también está bien.

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