Gentes, lances y amores. Francisco Coronel

Mi buen amigo Francisco Coronel vuelve a sorprender con este librito (¡y ya van cinco!) en el que fiel a su línea escritural rememora anécdotas de varios tipos y épocas. Es tal la facilidad con que Coronel escribe que no puedo por menos que aplicarle lo que Lope de Vega decía de sí mismo acerca de su fecundidad literaria. Me refiero a lo que decía el Fénix sobre su abundante obra dramática: «Más de ciento en horas veinticuatro / pasaron de las musas al teatro». En Coronel no es el teatro, sino la facundia de donde nace su ya numerosa familia libresca.

Sobre quién es Francisco Coronel y de sus otros cuatro títulos anteriores a éste he dejado cumplida noticia en otro lugar, en “El blog de Juan Carlos”, mi blog. Acudiendo a él se puede saber más de este médico nefrólogo, cantante rockero, poeta y relator empedernido, amén de sabio jugador de mus. ( https://elblogdejcgc.blogspot.com/ )

“Gentes, Lances y Amores” son 30 anécdotas graciosamente relatadas, algunas incluso con ilustración gráfica. Entre las historietas que cuenta Coronel son abundantes las que, situadas en su época juvenil, tienen por eje central el sexo. Como bien recuerda con asiduidad el narrador-autor, muchas de estas peripecias juveniles se sitúan en los años sesenta y setenta del siglo pasado, tiempo en que la represión sexual era grande en España (véase el relato ‘La primera novia’) y los jóvenes, especialmente los chicos, estaban ansiosos por ligar, por estar con personas del sexo opuesto, para acariciarse mutuamente, tocarse, besarse y a ser posible acostarse. Y al respecto en este libro de relatos hay historietas de muy variado temple: de amigos que lograron por partida doble o triple culminar sexualmente con sus partenaires; otras, mucho más frecuentes, en las que el éxito se fue por la gatera por bisoñez de quien se iniciaba en esas lides (‘Primera experiencia fallida’); también, ocasiones en las que la experiencia no fue tan grandiosa como se esperaba o se decía de ella (‘La atracción de las extranjeras’); y sobre todo la ingeniosidad de los protagonistas de los encuentros amorosos: bien un debutante (‘Un sábado completo’), bien, una debutante (‘Cuidado con los embarazos’).
La atracción entre sexos no la deja el autor sólo para la época juvenil, también se refiere con muchísima gracia peripecias tenidas al respecto en otros períodos de la vida, bien fuera durante la preadolescencia (‘Cuidado con los embarazos’), bien, ya en plena madurez (‘Una empleada de hogar muy particular’), capítulo donde Coronel muestra bien a las claras la rijosidad, -¡siempre pensando en lo mismo!-, de algunos hombres hechos y derechos.
Hay relatos en los que vemos a un matrimonio a punto de irse al garete por una infidelidad descubierta (‘Los lances de un amante pertinaz’); o a un matrimonio que si ya fue algo extraño su noviazgo, el final que tuvo su unión conyugal fue de órdago (‘Qué difícil es convivir’); y también posibles uniones duraderas que se fueron al traste ya antes de comenzar por las diferentes expectativas puestas en la relación de él y de ella (‘La atracción de las extranjeras’).

Además de este asunto de las relaciones entre hombres y mujeres el autor refiere, aunque en mucha menor cantidad, anécdotas de muy variados tipos: en el campo de batalla (‘Recuerdos de una época dura’ o ‘De perseguidos a héroes’); de convivir sin saberlo con individuos o vecinos peligrosos (‘Las pequeñas historias familiares’ o ‘Una familia singular’); sobre viajes (‘África septentrional, tierra fascinante y sorprendente’ o ‘En los países del Este’); que sucedieron viajando en avión (‘Fiesta en un avión’ o ‘Las grandes coincidencias: ‘telepatía en diferido’); y varias otras más.

Si hubiera de elegir de entre la gavilla de narraciones contenidas en “Gentes, lances y amores” mis relatos favoritos sin duda me inclinaría por aquellos que nacen más de la propia imaginación de Francisco Coronel que de la vivencia directa de los mismos como protagonista o testigo. Por ello destaco de entre la treintena los titulados ‘Recuerdos de una época dura’ y ‘De perseguidos a héroes’. Pero como es bien sabido para gustos están los colores y cada lector destacará los suyos. Naturalmente.

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