El geógrafo árabe Al rasí fue el primero que consideró la diferencia de clima como la regla para dividir la Península en distintas comarcas; y algunas autoridades modernas, poniendo en práctica la idea, han trazado una línea imaginaria, nordeste al sudoeste, separando así la Península en parte norte o boreal y templada, y parte sur o tórrida, y subdividiendo éstas en cuatro zonas. No es esta división en modo alguno arbitraria, por cuanto no puede estar sujeto a capricho o equivocación lo que se basa en pruebas derivadas del mundo vegetal: las costumbres pueden hacer al hombre, pero sólo el sol modifica la planta; el hombre llegará por las necesidades sociales a convertirse en una masa dúctil, pero los elementos no podrían nunca civilizarse: la Naturaleza no puede hacerse cosmopolita, lo que el cielo no permita.
CAPÍTULO SEGUNDO
La primera de las zonas norte es la cantábrica, o europea, que se extiende a lo largo de la base de los Pirineos y comprende parte de Cataluña y Aragón, Navarra, las Provincias Vascongadas, Asturias y Galicia. Es la región más húmeda, y como el invierno es largo, y la primavera y el otoño lluviosos, sólo debe visitarse en verano. Se compone de colinas y cañadas, atravesadas por multitud de riachuelos y arroyos abundantísimos en pesca, los cuales riegan los prados, ricos en pastos. Los valles constituyen la comarca lechera de España, que ahora se mejora mucho, mientras que los montes encierran los mejores bosques de la Península. En algunos sitios apenas se produce el trigo; en cambio, otros son abundantes en cereales; también se fabrica la sidra y un vino corriente. Es una región habitada por una raza fuerte, independiente y rara vez vencida, ya que la naturaleza del país ofrece medios naturales de defensa: con un ejército pequeño sería inútil intentar la conquista, y uno numeroso no hallaría elementos de subsistencia en las comarcas hambrientas.
La segunda zona es la ibérica o de Levante. En su parte marítima, es más asiática que europea, y sus habitantes de las clases bajas tienen mucho del carácter griego y cartaginés: son falsos, crueles y traidores, al mismo tiempo que vivos, ingeniosos y aficionados a los placeres. Esta zona comienza en Burgos, y la integran el mediodía de Cataluña y Aragón, con algo de Castilla, Valencia y Murcia. La costa debe visitarse en primavera y otoño, épocas en que es verdaderamente deliciosa. En verano es demasiado caliente y está infestada de millones de mosquitos. La parte de cerca de Burgos es de las más frías de España, y en ella el termómetro alcanza temperaturas mucho más bajas que en los sitios más fríos de nuestro país; como al mismo tiempo no tiene gran cosa para llamar la atención del viajero, será bueno abstenerse de visitarla, excepto en los meses de riguroso verano. La población es seria, sobria y castellana. Su elevación es muy considerable; el valle superior del Miño y algunos lugares de Castilla la Vieja y de León están situados a más de 6.000 pies sobre el nivel del mar y la nieve dura muchas veces en ellos más de tres meses.
Richard Ford
Hispanista ingles (Londres, 21 de abril de 1796-Exeter, 31 de agosto de 1858)
1844 Manual para viajeros por España
1846 Cosas de España