Bitácora o cuaderno de aviso a navegantes, palabras para atravesar las turbulentas y oscuras aguas del desapacible Océano de la vida.
dedicado a mi buena amiga Lucía Lisístrata M. Mur, que me birló el título magistral de “Geometría de invierno” para uno de mis blogs, puesto que yo trato de ser, y seguramente lo soy, un matemático.
Otro prolegómenos: hasta ahora mismo, presumía yo de no haber escrito nunca de fútbol específicamente, contrariando a los que, sobre todo en el chat de Saco, decían que no había que mezclar fútbol y política, como si todo, incluso el maldito fútbol, no fuera política, desde el sublime Aristóteles.
Primero: geometría: la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta.
Segundo: economía fisiológica: hay que hacerlo todo con el mínimo esfuerzo.
Si se aceptan como válidas estas dos proposiciones, no cabe la menor duda de que el fútbol que practica el Barcelona, Barça, es una aberración, desde el punto de vista de la lógica matemática.
-Entonces-se me dirá-¿cómo es que el Barça lo ganaba todo?
-Porque tenía los mejores jugadores del mundo, capaces, por lo tanto, de ganar como fuera, incluso con una táctica o estrategia radicalmente errónea. Es como lo que sucedía con Aranxa Sánchez Vicario y sucede ahora con Rafa Nadal, ganaba y gana, por una exuberante capacidad física, pero cuando ésta declinó y declina sus brillantes éxitos entraron en el ocaso.
Ayer, el Bayern-Barça me resultó extremadamente penoso, porque amo al Barça, desesperadamente. Y escribo desesperadamente porque creo que el Barça se equivoca siempre.
Por supuesto que su fútbol no ha enamorado al mundo hipócritamente.
Si tú tienes los mejores jugadores del mundo, Messi, Xavi, Iniesta, Busi, tú puedes jugar incluso equivocándote lamentablemente que, al final, ganarás, porque la clase de estos genios acabará imponiéndose.
Pero si tu método, tu sistema de juego es erróneo, al final, lo acabarás pagando.
Todo el mundo ha comprendido ya que contra el Barça, contra esos genios que posee el Barça, no se puede jugar abiertamente porque ese estilete inevitable que es Messi te acabará matando.
Esto es tan simple, tan evidente que todo el mundo lo ha acabado comprendiendo, lo que ocurre que todo el mundo no es como el Bayern, el Madrid, el PSG y el Milan, por este orden. Todos ellos tienen gente capaz de defender con toda la eficacia del mundo achicando espacios: si tú a Messi le sitúas 4 o 5 buenos defensores, después de haberle limitado su campo de acción todo lo posible, es como si lo encerraras entre cuatro muros, no tiene escapatoria porque, en contra de lo que afirma Alves, no posee poderes mágicos.
Decíamos al principio que el Barça se equivoca siempre y equiocándose impenitentemente, casi siempre ha acabado ganando.
¿Por qué? Porque casi siempre ha tenido al mejor jugador del mundo.
Pero el fútbol es un juego de equipo, “football association” lo llamaron sus inventores, entonces, el mejor equipo no es siempre el que tiene al mejor jugador sino al mejor conjunto de jugadores.
Y el Barça, ahora mismo, en este preciso momento, sin Messi, es un páramo, el peor de los desiertos, porque Pedro, Alexis, Villa, Tello, etc. son peores que cualesquiera otros jugadores de los distintos equipos, con un inconveniente más, todos ellos no sólo son bajitos sino además absolutamente inoperantes en el juego aéreo como demuestra su comportamiento en los corners.
Entonces, si tú comparas al Bayern de ayer, hombre por hombre con el Barça también de ayer, la conclusión que extraes es desoladora, sólo Messi se halla por encima de su par, ergo, sería un milagro que el Barça le ganara al Bayern un sólo partido por muchos que jugaran, porque todos los equipos del mundo saben ya cómo enjaular a Messi.
Pero es que, además, la táctica, ¿o es la estrategia? del Barça está radicalmente equivocada, si tú renuncias de antemano a utilizar factores esenciales en cualquier tipo de guerrillas: aprovechar la inferioridad numérica, poner de tu lado el factor tiempo, haciendo insuperablemente rápidos tus contraataques, y, sobre todo, seguir a rajatabla leyes tan fundamentales como las geométricas, la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, no tienes más remedio que perder o, por lo menos, empatar si tus contrarios son tan malos que resulta incapaces de marcar goles. Si no lo son, si tienen gente tan diestra en este arte como el Bayern, el Madrid, el PSG y otros, tù no tienes más remedio que perder, como perdiste ayer por 4 a 0, porque te ayudó la suerte y el árbitro no quiso ver por lo menos 3 penaltis.
