George Slebi, el ‘coach’ de la actuación

¿Quién es su personaje en “Yo soy Frankie”, que estrena Nickelodeon el 28 de septiembre?

Soy un científico que crea un robot (Roby) para competirle a la científica que produce a Frankie, otra robot adolescente. Como lo hice a escondidas, tiene fallas y todo me sale mal con él, se equivoca y habla en otro idioma a veces. Soy el tipo que odia a todo el mundo, malgeniado y que cambia de personalidades.

¿Qué personaje no interpretaría?

He hecho de asesino, sicario, noble, costeño y gay. Cualquier cosa que hagas hoy va a ser valioso para lo que hagas mañana. Tal vez hay cosas que no me gustaría hacer, como personajes en novelas mexicanas, aunque en un momento pensé irme a México.

¿Qué criticaría de la actuación en Colombia?

Al que mejor le va económicamente es al que hace televisión, es muy difícil vivir del teatro y del cine. El país está en proceso de crecimiento cinematográfico y aún nos falta bastante para ser prósperos. Como el mercado está en la televisión, todo se hace muy rápido, se ha vuelto una competencia de producir entre los canales y no siempre se producen con amor y tiempo. Chévere que en algún momento se hagan series como Friends, en donde se toman una semana para hacer un capítulo, mientras que nosotros en una semana hacemos cuatro. Los gringos se arriesgan más.

Usted es apasionado del fútbol. ¿De qué equipo es hincha?

Soy fanático del Barcelona desde que está Messi y ahora como me gusta James, quiero al Real Madrid. Cuando uno se enamora del estilo de juego de un jugador y no de un equipo, se enamora del fútbol.

Lo hemos visto además en su faceta musical. ¿Cuál es la canción que más le gusta?

One man’s dream, de Yanni, un compositor griego que hace una música instrumental muy bonita. La saqué en piano y a veces la toco; es muy inspiradora. También me gustan Josh Groban y Mika.

Es barranquillero y no le gusta rumbear. ¿Cómo define la costeñidad?

El cliché del costeño es el ruidoso, escandaloso, el mal hablado, el corroncho y el rumbero. Y eso no es así. La costeñidad es la espontaneidad, manejamos otros tiempos, decimos las cosas de frente.

¿Por qué estudió ingeniería industrial?

Era muy bueno en física y matemáticas y no tenía claro qué quería hacer. Nunca le encontré el gusto a la ingeniería industrial en los cinco años. Le dije a mi mamá cuando me gradué: “Coge el diploma y me voy”. Pero hoy ya voy en quinto semestre de piscología, estoy estudiando virtualmente en el Politécnico Grancolombiano. Cuando haga mis prácticas será en clínica.

Además estudia para ser “coach” existencial. ¿De qué se trata?

Ya tengo una certificación como coach ontológico con una empresa gringa y puertorriqueña. Y en un mes termino otro estudio para ser coach existencial y la corriente se llama logoterapia, que significa cura del sentido. Es para la gente que está en etapa de duelo, que está perdida y que no se halla.

¿Cómo logra acompañar a estas personas?

El coaching nunca orienta a nadie, acompaña. Eso se hace a través del diálogo socrático, que consiste en hacer preguntas que hace que la persona que está buscando el acompañamiento se responda a sí misma lo que está buscando. La verdad de cada uno existe en cada uno, no en el otro. Yo soy coach, la persona a la que le hago el acompañamiento es al coachee y el proceso es coaching.

¿Piensa abrir un consultorio?

Ahora estoy haciendo las prácticas para certificarme con éste, y ya tengo cinco personas. Una vez me certifique y termine psicología, quiero abrir un consultorio o tal vez algo más grande de la mano de la actuación. He visto que tienen una relación enorme el coaching, la psicología y la actuación. Me uniré con alguna gente y haremos una escuela o instituto que tenga que ver con el ser humano y la actuación.

¿Y quién lo aconseja a usted?

Mi tío Jorge Escaff, un psiquiatra muy espiritual, y el también psiquiatra Juan Carlos Guaqueta, con quien descubrí el servicio. El tema de la televisión no debe ser sólo de beneficio propio, debe utilizarse para bien de los demás.

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