Por Georgeos Díaz-montexano
El Caballo y el Toro, eran los dos animales tributos principales del dios Poseidón, dios de los mares y todas las fuentes acuáticas.
Un misterio que nadie ha resuelto es porqué ambos animales fueron siempre, desde los más antiguos testimonios conocidos, consagrados al dios Poseidón, y no que fueran los dos principales el Delfín o la Orca y el Tiburón, o la Ballena y el Atún, siendo Poseidón, principalmente, una divinidad de los mares.
Los delfínidos y otros cetáceos y el atún mismo, por supuesto que aparecen asociados a Poseidón en ciertas representaciones, incluso en el relato de la Atlántida se menciona el delfín, una sola vez, pero como parte de las estatuas de las ninfas acuáticas, las Nereidas, que solian ser representadas encima de estos bellos animales marinos, pero nunca fueron estos animales acuáticos los principales en el culto a Poseidón. Solo el Caballo y el Toro fueron los más importantes, casi los únicos en determinadas épocas y lugares.
Lo único que se sabe, o más bien, se asume, es que los orígenes de tal tradición mágico-religiosa y mitológica donde el équido y el bovino se convirtieron en los dos animales principales del culto a Poseidón, se remontan a épocas muy antiguas, muy anteriores a los mismos griegos.
Algunos autores antiguos acreditan que el culto a Poseidón lo tomaron los griegos de la antigua Libia occidental, o sea, de las regiones próximas a la Maurusia, gran parte de lo que hoy es Marruecos… Bien, ¿y por qué os cuento todo esto? Pues por algo interesante que he hallado en el Arte Rupestre Paleolítico; un hecho -estadísticamente confirmado- para el cual no hay explicación alguna, al menos de momento. No se sabe porqué fue así, pero lo cierto es que justo el Caballo y el Bisonte o el Toro, fueron los dos animales más representados en las cuevas con arte parietal paleolítico, y con gran diferencia. Por orden los tres más representados son: el Bisonte o Toro, el Caballo y el Mamut. Aunque el Bisonte o Toro y el Caballo, muchísimo más que el Mamut o el gran elefante meridional (Elephas antiquus). El resto de los animales representados con cierta frecuencia son las cabras y los ciervos, y después de estos, las demás especies, incluso las acuáticas, son ya bastante raras.
Resulta cuando menos curioso que justo los tres animales más representados en el ranking de las representaciones animalistas del Arte Rupestre del Paleolítico Superior occidental, el Caballo, el Bisonte o Toro y el Mamut, se correspondan con los tres únicos animales que se mencionan en el relato sobre la Atlántida del Critias de Platón, y que son, precisamente, el Caballo, el Toro (equivalente del Bisonte o el Toro paleolítico), y el Elefante (equivalente del Mamut), del cual se puntualiza en el mismo Critias, era una especie propia y la más grande de todas las especies de elefantes, por lo que es probable que se tratara del mismo Mamut o del Elephas antiquus, representados en las cavernas con Arte Rupestre paleolítico.
Como quiera que sea, diciéndose en el relato del Critias, que en la Atlántida había todo tipo de especies de animales, tanto terrestres como acuáticas, solo se mencionan, explícitamente, el Caballo, el Toro, y el Elefante, lo que justo coincide con los tres animales (Caballo, Bisonte/Toro y Mamut) más representados, y con gran diferencia, en todo el repertorio del Arte Rupestre Paleolítico occidental, principalmente de Iberia y el occidente de Francia, siendo incluso, en algunas cuevas, los únicos representados, cuando hay tres especies, y cuando solo hay dos, el Caballo y el Bisonte/Toro.
Todo ello demuestra, más allá de cualquier duda razonable, que estos tres animales eran los más importantes, y no porque fueran los que más se comían nuestro antepasados de aquellos tiempos, al contrario, eran otras especies las que más consumían, y, de hecho, algunas de las que más consumían rara vez las representaban, por lo que la vieja teoría -ya obsoleta- de que las representaciones eran de tipo propiciatorio, o sea, “magia simpática” o “magia propiciatoria o causativa”, para propiciar la abundancia de las especies que más consumían, hace tiempo que se fue al traste, aunque algún despistado halla por ahí todavía, manejando viejas bibliografías y que no lo sepa aún.
Solo queda aceptar que, al menos el Caballo y el Bisonte o Toro, los dos más representados, eran los más importantes con diferencia, pero no porque fueran los más consumidos, como ha quedado demostrado, sino porque significaban algo más, algo que no responde a la mera necesidad alimentaria, algo que seguramente tendría que ver con el mundo espiritual y mágico-religioso de los hombres del Paleolítico Superior occidental, y ese “algo”, esa idea o “creencia” sería trasmitida hasta quedar implantada como los animales más importantes en el culto a Poseidón, y si esto fue así, es decir, si pasaron al culto de Poseidón, el dios de los mares y de todas las fuentes acuáticas y también dios de los terremotos, maremotos y tsunamis, y no como los dos animales principales del culto a Zeus o a Hades ni de otras divinidades (aunque también se usaron junto con otros animales como tributos a otras divinidades), es porque, sencillamente, estos dos animales, el Caballo y el Toro, antes, en tiempos paleolíticos (Caballo y Bisonte/Toro), eran ya adorados en algún culto relacionado con alguna divinidad o espíritu de la naturaleza al que se le atribuía el control sobre las aguas, los terremotos y maremotos, etc. Por tanto, una divinidad que sería, justo, el antecedente del mismo Poseidón de los griegos, nada menos que el dios principal de la Atlántida.
De lo anterior infiero pues, que en el Paleolítico Superior occidental, especialmente en Iberia y el noroeste de Francia, la divinidad o entidad espiritual que era adorada como la más importante, o quizá como la única, era, precisamente, el antecedente del posterior dios de los mares, terremotos, maremotos, y tsunamis. Probablemente un ser o entidad superior que, como divinidad, controlaba las principales fuerzas de la naturaleza, no solo las citadas, seguramente también las lluvias y los truenos, pero que después sería asimilada con el dios Poseidón, por ser esta divinidad la que mayor similitud presentaba. Para los griegos, Poseidón era una divinidad de origen remoto occidental, un dios de pueblos bárbaros, y primitivos, probablemente, el vago recuerdo que conservaban los griegos del origen del mismo dios, que bien podría ser una evolución posterior del Ser superior adorado por los hombres del Paleolítico Superior occidental, especialmente en Iberia y Francia, como mínimo, desde unos 15.000 años antes.
En mi último libro (http://www.facebook.com/jorge.diazsanchezz/posts/340756089424516) sobre Escrituras Lineales Paleolíticas (continuación deEscrituras Atlánticas. Las escrituras lineales postpaleolíticas), ya próximo a su lanzamiento, veremos como toda esta hipótesis se argumenta mucho mejor, con ejemplos no solo como los ya citados, sino con muchas representaciones de barcos, expediciones marítimas representadas en escenas y hasta con un posible mapa de la misma isla Atlantis junto a Iberia, y escenas de barcos atracando en un muelle o playa, y también, con inscripciones en signos de Escritura Lineal Paleolítica (ELPA), y hasta una posible representación del mismo Ser superior, antecedente de Poseidón, representado el mismo con una cabeza en forma de tridente, como si estuviera nadando sobre las aguas, y con un nombre escrito a su lado, cuyo significado resulta más que revelador…
Fuente: http://www.facebook.com/photo.php?fbid=346477148852410&set=a.153617981471662.1073741826.100004703832894