Gerardo Hernández, el héroe, el hombre, el diputado

Por Yasel Toledo Garnache

La vida puede cambiar tremendamente en apenas algunos meses, días y hasta segundos. Eso bien lo sabe mi entrevistado, quien mantiene la capacidad para sonreír a pesar de los tormentos durante 16 años tras las rejas en Estados Unidos.

No podía ver la familia, el anhelo de tener hijos se postergaba…, pero él se mantuvo fiel a las esencias.

Su imagen y las de otros cuatro hombres recorrían gran parte del mundo en periódicos, pantallas televisivas y sitios digitales, muchas veces con tergiversaciones. Ellos y su familia sentían dolor, pero también el cariño de millones de personas que exigían su libertad.

Gerardo Hernández Nordelo, uno de esos seres humanos convertidos en héroes, actualmente camina con tranquilidad por calles cubanas, sonríe, acepta ser fotografiado junto a otras personas, y habla de los recuerdos, como de una etapa de tristezas, pero sobre todo de convicciones y decoro.

En uno de los pasillos del Palacio de Convenciones de La Habana, accede a conversar con la Agencia Cubana de Noticias. El momento de su retorno a la nación, el 17 de diciembre de 2014, palpita en su mente, cual símbolo de alegría, reencuentros y más sueños.

Poco después, nació su pequeña Gema y luego los gemelos Ámbar y Gerardito, quienes, según cuenta su papá, en casiones casi no dejan dormir a los demás en casa.

“Anoche mismo se extremaron, por eso tengo estas ojeras”, expresa sonriente quien disfruta mucho estar junto a ellos y su esposa Adriana Pérez, la cual jamás renunció a su gran amor ni siquiera cuando supo la condena de dos cadenas perpetuas y 15 años que impusieron a Gerardo, por proteger a su país del terrorismo.

La fuerza de los cubanos, la inteligencia y solidaridad internacional lo trajeron de vuelta, para felicidad de millones.

“Cada día sentimos el cariño de la gente, el cual es también hacia un principio, una bandera que mantuvimos en alto”, manifiesta quien adora comer arroz amarillo con carne de pollo, especialmente como lo hace su Adriana.

Nacido en La Habana el cuatro de junio de 1965, Gera, como lo llaman cariñosamente, creció admirando a los héroes y mártires del asalto al Cuartel Moncada, la expedición del yate Granma, la lucha en la Sierra Maestra y la victoria en Playa Girón…, por eso no siente dolor al recordar los años en prisión, sino orgullo, pues fue otra manera de reafirmar su valor y principios.

Este cubano, cultivador de las bromas y las caricaturas, fanático al equipo de béisbol Industriales y un estudioso permanente, es también diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por el municipio capitalino del Cerro, lo cual asume con enorme responsabilidad.

 “Los debates en el parlamento son interesantes, profundos y enriquecedores desde la diversidad, pues estamos conscientes de la enorme importancia de representar al pueblo y trazar el futuro de la nación”, dijo quien también adora la carne de cerdo, los chicharrones y el potaje de chícharo con berro que le preparaba su madre, Carmen Nordelo Tejera, cuando era niño.

Respecto a la nueva Constitución del país, expresa que debe ser motivo de orgullo para cada cubano, pues se tuvieron en cuenta las opiniones de todos, incluidos estudiantes, trabajadores, amas de casa y jubilados

 “La sabiduría popular aportó mucho en su perfeccionamiento, gracias al amplio proceso de intercambios y sugerencias”, añade quien no pudo votar para aprobar la de 1976, porque solo tenía 11 años de edad.

“El 24 de febrero daremos un sí en apoyo a la Revolución y a ese texto, conscientes de que lo elaboramos entre todos”, dice con seguridad quien ha recibido diversos golpes de la vida, incluida la pérdida de una hermana cuando estaba lejos.

Agrega que votar será también una oportunidad histórica, en un momento de cambio generacional en la dirección de la nación, cuando las nuevas generaciones reciben las banderas de manos de personas muy valiosas, ejemplos de modestia, inteligencia y sacrificio.

Ocupante de diversos cargos en su etapa de estudiante, Gerardo también cumplió misión internacionalista en la República Popular de Angola entre 1989 y 1990, cuando participó en más de 50 misiones combativas como integrante de una brigada de tanques.

Luego, fue condecorado con las medallas Combatiente Internacionalista y por la Amistad Cuba-República Popular de Angola.

Él sueña con una Cuba sin problemas económicos, amenazas del exterior ni el bloqueo, impuesto por EE.UU. desde hace casi 60 años, “ porque tenemos derecho a construir la sociedad que queremos”.

Con su acostumbrado tono de seguridad, resalta su confianza en las nuevas generaciones, como continuadoras de la obra inmensa realizada aquí.

Las palabras de Fidel, juventud, Cuba, fuerza y resistencia se entrelazan en sus expresiones, para reafirmar la pujanza y firmeza de la Revolución cubana, la cual cuenta con mujeres y hombres, como Gerardo, que pueden estar en el anonimato o no, pero forman parte de su alma digna y limpia.