Cuando no me gusta una peli no suelo hablar de ella, salvo que me indigne. Con Gernika, simplemente, hago una advertencia a tantas gentes de por aquí y de por allá que piensan que versa del bombardeo de Gernika, el pueblo vizcaíno mundialmente conocido por tratarse de un símbolo antifascista. Picasso tuvo mucho que ver en universalizar el nombre de Gernika y su símbolo. Nunca sabremos, salvo que en el Ministerio del tiempo le echen imaginación, que habría opinado el pintor malagueño horrorizado tras leer las crónicas de corresponsales como G.L. Steer.
También advierto que si alguien piensa que va a ver una película inspirada en este corresponsal, puede ahorrarse el tiempo y el dinero.
Si alguien cree que va a ver una película con una gran documentación histórica o militar de los sucesos de Gernika, también puede ahorrárselo. Es más, veo cierto tufillo Pío Moa y sus Mitos de la Guerra Civil en algún comentario del teniente coronel von Richthofen sobre la relevancia táctica del pueblo y ese tono despectivo hacia las tropas de Mola. Al fin y al cabo sus aliados.
En la película pintan una oficina de propaganda, con sede en Bilbao, parecida quizá a la que había en Madrid. Desconozco si en Bilbao hubo una oficina de propaganda bajo la supervisión directa de un señor soviético y estalinista con bilbaínos y bilbaínas bajo sus órdenes. Así, a bote pronto, se me ocurre que en Euskadi acababa de conformarse el Gobierno de Aguirre, compuesto por cinco nacionalistas, tres socialistas, dos republicanos y un comunista. Mucho poder veo yo cediendo al estalinismo todo lo relacionado con propaganda y censura...
También aparece una checa soviética en pleno Gernika. Claro, el asunto de las checas es muy sensible y para tratarlo, aun de pasada, hay que conocerlo bien.
Pero bueno, que en aras de la libertad, uno se puede inventar lo que le dé la gana y explicar que son licencias cinematográficas o literarias. El problema es cuando conviertes un símbolo antifascista en propaganda anticomunista. La peli pierde la perspectiva y se desenfoca de tal manera que Gernika desaparece y se convierte en una historia anticomunista (vale, la cosa va contra Stalin) sin venir a cuento.
Perfecto criticar a Stalin, perfecta la trama de El elegido, que narra el asesinato de Trostky, pero Gernika... flaco favor a la historia.
Sí. El nombre de Gernika está a años luz de esta película a pesar de que cuente con la participación ETB, el Ayuntamiento de Bilbao (bonitos planos, eso sí; igual que del Arriaga), la diputación foral de Vizcaya, Ayuntamientos de Gernika, de Lekeitio, de Barakaldo, de Atxondo... Y no sé si por influencia de Ocho apellidos vascos, Canal Sur y Gobierno de Aragón.
¡Ah! si alguien piensa que va a ver una peli de amor, que se olvide. Este es un amor de sota, caballo y rey que, además, como podemos pensar que ahí está el corresponsal G.L. Steer, pues suena todo a falso, a no creíble. Demasiado estereotipo periodístico. Eso sí. A ver si algún día se hacen pelis de corresponsales al estilo Manu Leguineche.
Sobre Gernika y Steer, puedes leer aquí.
Guión: José Alba, Carlos Clavijo Cobos, Barney Cohen.
Reparto: María Valverde, James D'Arcy, Jack Davenport, Burn Gorman, Irene Escolar, Ingrid García Jonsson, Julián Villagrán, Álex García, Joachim Paul Assböck, Bárbara Goenaga, Víctor Clavijo, Natalia Alvarez-Bilbao.
Dicho lo dicho, el tráiler es engañoso.