Revista Cultura y Ocio

Gertrudis gomez de avellaneda

Por Diana Cabello Muro @Didymyself

Escritora del Romanticismo y precursora del feminismo en España


GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA

Retrato por Francismo Madrazo


Gertrudis Gómez de Avellaneda, nació el 23 de marzo de 1814 en Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, Cuba. Era hija del capitán de navío Manuel Gómez de Avellaneda y de Felisa de Arteaga. Pasó su niñez en su ciudad natal, y en su juventud, por razones de salud, se trasladó a Santiago de Cuba, tras negarse a contraer matrimonio. En abril de 1836 partió con su familia hacia España, aunque se instalaron un tiempo en Burdeos, después pasaron a la península, primero La Coruña y después a Sevilla, donde publicó versos en varios periódicos bajo el seudónimo de La Peregrina. Es en esta ciudad conoció en 1839 al que sería el gran amor de su vida Ignacio de Cepeda, un joven estudiante de Leyes con el que vivió una atormentada relación amorosa, y al que dirigirá numerosos epístolas a lo largo de su vida. 
En 1840 hizo amistad con literatos y escritores de la época en su estancia en Madrid. En 1841 leyó sus poemas en el Liceo y en 1841 publicó su primer libro. También empezaron sus triunfos teatrales con el estreno en 1844 de Munio Alfonso, su primera obra estrenada en Madrid.
Su novela Sab supuso una ruptura ya que era la primera novela abolicionista. En 1844 conoció al poeta Gabriel García Tassara. Avellaneda se rindió al amor por este hombre que la dejaría sola estando embarazada y soltera, lo que en el Madrid de mediados del siglo XIX era una enorme desgracia, a pesar de todo en abril de 1845 tuvo a su hija María, que murió a los siete meses. Aunque la escritora intentó que el padre conociera a su hija antes de morir, él se negó.
Su vida sentimental dio un giro cuando en 1846 se casó con don Pedro Sabater, pero la desgracia se cernió de nuevo sobre ella y al poco tiempo su esposo enfermó y apenas un año después de su matrimonio quedó viuda. 
En 1850 realizo una segunda edición de sus poesías. Tenía ya el favor del publico y de la crítica, siempre tuvo el apoyo de escritores como José Zorrilla, Fernán Caballero, José de Espronceda, o Alberto Lista, sin embargo Marcelino Menéndez Pelayo impidió que entrara en la Real Academia Española.
En 1858 estrenó su drama Baltasar cuyo triunfo superó todos los éxitos tenidos anteriormente y lo cual compensó las contrariedades que había encontrado en su carrera.
Contrajo matrimonio con Diego Verdugo, político, con el que se marchó a Cuba en 1859, donde vivió cinco años. En una fiesta en el Liceo de la Habana fue proclamada poetisa nacional. Dirigió la revista Álbum cubano de lo bueno y lo bello, pero en 1863 murió su segundo esposo. La muerte de sus dos maridos y el abandono de su amante acentuaron su temperamento depresivo y apasionado hacia el espiritismo y periodos de retiro religioso.
Viajó a Norteamérica y regresó a España en 1865. Murió en el 1 de febrero de 1873. Gómez de Avellaneda era admiradora de Mme. de Stael, Chateaubriand, W. Scott y de Quintana, perteneció al grupo de escritores románticos de finales del XIX, escribió poesía, novela y teatro y destacó en los tres géneros, al incorporar a las letras españolas el ambiente caribeño, sentido en Europa como exótico, en un tono melancólico y nostálgico. La crítica actual la considera una precursora del feminismo moderno tanto por su actitud vital como por la fuerza que imprimió a sus personajes literarios femeninos.------------
GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA

Fue un ejemplo muy destacado, tanto por su vida tan poco convencional como por la expresión de sus ideas liberales en su obra literaria. No sólo se rebeló contra los cánones establecidos por la sociedad a través de sus experiencias personales, sino que también llenó sus escritos de actitudes y sentimientos, eco de su inconformismo frente a una sociedad represiva y convencional.
Su feminismo queda patente así en toda su obra, hay diversos estudios que así lo afirman, he aquí dos ejemplos.
Como ante la insistencia de su familia por "casarla" con buenos partidos por conveniencia. Pues la única meta de la mujer en aquella época era la de contraer matrimonio, esperando encontrar «un ser noble y bello formado expresamente para unirse a ella y poetizar la vida en un deliquio de amor» . Pero Avellaneda no era como las demás mujeres. Ella misma lo confiesa: «ya he dicho mil veces que no pienso como el común de las mujeres, y que mi modo de obrar y de sentir me pertenecen exclusivamente» (Diario íntimo, p. 93)
Además en el ensayo “La dama de gran tono”, escrito por Gertrudis Gómez de Avellaneda y publicado en 1843 en la revista Album del Bello Secso, viene a ratificar la lucha dialéctica que la escritora emprende con la sociedad de su época en defensa de la igualdad de la mujer. A través de un texto que sigue el modelo del cuadro de costumbres al estilo de Mesonero Romanos, la cubana aboga por el derecho de igualdad de la mujer y va desmontando el discurso que sobre el género femenino realiza Rousseau.
Desde el inicio de ese artículo, Gómez de Avellaneda presenta el uso del «masculino» como una elección deliberada que se halla vinculada a la condición de «autor» que asume; y además, en un gesto retórico anula la diferencia sexual entre sus interlocutores. En el siguiente pasaje declara la escritora:
Pero, alto allí, señor poeta; (si este título no es un don gratuito que V. mismo generosamente

se concede); alto allí! diráme acaso alguno de los desocupados y benévolos
lectores, ó lectoras, que para mí es lo mismo, puesto que me propongo adoptar sin
examen el masculino: –alto allí, repito, que no se trata ahora de un cuadro de costumbres,
exactamente dicho, ni de una crítica, ya sea severa ya festiva, sino solamente
(sino engaña el prospecto del recien nacido Album del Bello Secso) de presentar lisa
y llanamente tipos femeniles: tipos mas ó menos comunes, mas ó menos manoseados;
pero tipos que no hayan de ser forzosamente ridículos ni feos, y que bien pudieran
estar adornados de grandeza y hermosura.(Gómez de Avellaneda 1843: 2)

La elección del masculino constituye una estrategia retórica para reclamar el status neutral de escritor para las mujeres, lo cual implica que Gómez de Avellaneda se coloca fuera del espacio sexuado de la escritura con el objetivo de ubicarse en un lugar simbólico (que es por lo general imperativamente masculino): el del lenguaje de la creación literaria y del pensamiento que a su vez le da acceso a la esfera pública. (Albin, 2007, 2-3)
Su obra se compone por:
Poesías de la señorita Da. Gertrudis Gómez de Avellaneda
Dos mujeres
La baronesa de Joux
Espatolino
El príncipe de Viana
Egilona
Guatimozin, último emperador de Méjico
Saúl
Dolores
Flavio Recaredo
El donativo del Diablo o La velada del Helecho
Errores del corazón
La hija de las flores; o, Todos están locos
La verdad vence apariencias
Errores del corazón
La aventurera
La mano de Dios
La hija del rey René
Oráculos de Talía; o, Los duendes en palacio
Simpatía y antipatía
La flor del ángel (tradición guipuzcoana)
Baltasar
Los tres amores
El artista barquero; o, Los cuatro cinco de junio
Catilina
Devocionario nuevo y completísimo en prosa y en verso
 



Al partir
(Soneto)
¡Perla del mar! ¡Estrella de Occidente!
¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo,
como cubre el dolor mi triste frente.
¡Voy a partir!. . . La chusma diligente,
para arrancarme del nativo suelo
las velas iza y, pronta a su desvelo,
la brisa acude de tu zona ardiente.
¡Adiós, patria feliz, edén querido!
¡Doquier que el hado en su furor me impela,
tu dulce nombre halagará mi oído!
¡Adiós!. . . Ya cruje la turgente vela. . .
El ancla se alza. . . El buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela.

Fuentes: Biografía extraída de la web Escritores.org
Pastor, Brígida: EL DISCURSO DE GERTRUDISGÓMEZ DE AVELLANEDA:IDENTIDAD FEMENINAY OTREDADCUADERNOS DE AMÉRICA SIN NOMBRE.Cárdenas, Ezequiel: La conciencia feminista en la prosa de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Letras Femeninas, Vol. 1, No. 2, 1975, pp. 32-39.
Albin, María: El costumbrismo feminista de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Anales de Literatura Hispanoamericana, 2007, vol. 36, 159-170

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