"If we are to make progress at improving health outcomes for our most vulnerable patients, we must reimagine and reshape clinical interactions, as well as the structure and function of our health system and communities. Only then may we simplify the treatment burden many of our patients face."
El segundo artículo revisa las ausencias de los pacientes a las citas en pediatría. A priori parece el típico análisis de ausencias y motivos, pero los autores dan un paso más ya que analizan la relación de dichas ausencias con el nivel de renta del barrio de procedencia. Como era de esperar, hay dos variables que se asocian a niveles de ausencia elevados. distancia del domicilio al centro sanitario y nivel de renta de la familia.La pobreza suele ser el elefante en la habitación en cuanto a los factores que afectan a la cronicidad y a los autocuidados. Todo el mundo sabe que está ahí, pero pocas veces se trata y comenta. De hecho, la tradicional separación entre servicios sociales y sanitarios ahonda esta brecha, y por ello la pobreza siempre se ve como "problema social, no sanitario", sin darnos cuenta que tiene una impacto muy elevado en la salud de la población y en el propio sistema sanitario.Seguramente, cuando se realicen análisis de experiencia del paciente o proyectos de cocreación (y salvo que tengamos un sesgo en la elección de los participantes), la pobreza y otros condicionantes como nivel educativo, vivienda o situación laboral serán esenciales para entender la visión del paciente. Si no incorporamos estos determinantes a los análisis de mejora en los centros sanitarios, estaremos rediseñando el sistema sanitario con la visión de una parte de la población.En un reciente post de Sergio Minué, aparecía esta cita de Don Berwick que merece la pena recordar:
"los refugiados que llaman a nuestras puertas, o a los niños que no son alimentados, o a las personas que no tienen hogar, o los que tienen las necesidades sanitarias básicas sin cubrir, más que situaciones que precisan compasión, son verdaderos problemas de salud. Es guerra, es ignorancia, es desesperación. Es culpar a la víctima. El trabajo de un médico como sanador no puede detenerse en la puerta de una consulta, el umbral de un quirófano, la puerta de entrada a un hospital. El rescate de una sociedad y la restauración del “ethos” político hace presente que “reparar” forma parte también del trabajo médico. El silencio profesional ante la injusticia social es una equivocación. Intentar evitar la contienda social mediante el silencio ya es imposible, porque el silencio es político".