La instantánea fue tomada desde un iPhone 6 ayer sobre las diez de la mañana en el Muro de San Lorenzo por parte de un amigo mío; me la remitió y el colorido me pareció suficiente para incluirla en la entrada de hoy, alejada de la política, del amarillismo que tiñó estas páginas la pasada semana, y que deja ver la belleza del Cantábrico, tan diferente a las de otras regiones costeras. Uno, tipo gástrico en el fondo y en la superficie, tampoco deja de imaginarse las lubinas que nadan debajo de las aguas averdosadas con un techo de nubes negras. Todo llegará a su tiempo.