El peor delito que puede cometer un político es ser cobarde.
Una de las peores épocas que sufrió Alemania fue el periodo de entre guerras donde una timorata república, la de Weimar, fue presa fácil del totalitarismo y barbarie nazi en 1933.
En Gijón puede reeditarse ese capitulo nefasto de la Historia, pero a un nivel regional.
Lamentablemente un ayuntamiento, aparentemente de derechas, aprueba un vergonzante acuerdo plenario por el se declara el concejo de Gijón “Espacio Libre de Apartheid Israelí (ELAI)”.
Este vergonzante acuerdo fue promovido por fuerzas extremistas y radicales (Xixón sí puede e IU) y por un decadente PSOE-Gijón que no sabe de donde arañar votos. PP, y Ciudadanos, los únicos que mantuvieron la dignidad, se opusieron al mismo, pero finalmente el acuerdo salió adelante por la infame y cobarde abstención de la organización Foro Asturias que no se sabe muy bien el motivo de la misma.
Dicho acuerdo fue declarado ilegal en su momento por los tribunales españoles.
Se intuye en la decisión el miedo de la alcaldesa a perder el sillón municipal en el fragmentado ayuntamiento gijonés, eso y el miedo a enfrentarse a los radicales. Pero el miedo es un mal aliado de la política.
Es la hora de recordarle aquel poema de Martin Niemöller atribuido a Bertold Brecht que decía “Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío…”
El problema de esta actitud cobarde, y la Historia lo ha demostrado muchas veces, es que cuando se cede a los violentos y a los radicales para intentar apaciguarlos se consigue el efecto contrario, pues los extremistas interpretan las cesiones como debilidad.
Hitler no sació su sed de conquista en Munich, todo lo contrario, las politicas de apaciguamiento solo servían para animarle a conseguir mas territorios y excitar su delirio nacionalista y antisemita.
Que la sra. Moriyon, la alcaldesa de Gijón, no se lleve a engaño, ya ha caído en su trampa, y en breve tendrá nuevas pretensiones radicales sobre la mesa.
Es el momento de plantarle cara a los extremistas y demostrarles que el mensaje de odio y la intolerancia no tiene cabida en la bella localidad de Gijón.
Sra. Moriyon, revoque con su voto el infamante acuerdo municipal que lo único que va a conseguir es manchar de indignidad su Ayuntamiento.