Revista Libros
Jaime Gil de Biedma.Diarios1956-1985.Edición de Andreu Jaume.Lumen. Barcelona, 2015.
Cuando están a punto de cumplirse 25 años de la muerte del poeta a principios de enero de 1990, Lumen publica los Diarios de Jaime Gil de Biedma entre 1956 y 1985, con edición de Andreu Jaume, autor también de un espléndido prólogo que conecta estos diarios con la actividad poética y la evolución personal e ideológica del autor de Las personas del verbo.
El único diario que Gil de Biedma había publicado antes de morir fue el Diario del artista seriamente enfermo (1974), una versión autocensurada del Retrato del artista en 1956, la edición definitiva que dejó preparada antes de morir y que apareció póstumamente, en 1991.
A ese primer diario se unen ahora los diarios inéditos que van de 1959 a 1965, sus años más fecundos poéticamente, agrupados bajo el título Diario de ‘Moralidades’, a los que se suman el Diario de 1978 y el Diario de 1985.
El Diario de 'Moralidades' es el más importante de los inéditos. Frente a la compacta articulación narrativa del Retrato del artista en 1956, se trata de anotaciones rápidas y esquemáticas que, además de incluir reflexiones personales o políticas, íntimas o morales, reflejan el proceso de composición de los poemas de un libro como Moralidades, que se publicó en 1966 y que se convertiría en un título central en su producción poética.
Ese Diario de 'Moralidades' contiene un material complementario fundamental para entender la poesía de Gil de Biedma, porque a través de su secuencia se puede rastrear la idea que el autor se va construyendo de su propia obra poética y de la poesía en general.
Casi al final de ese diario, el jueves 4 de marzo, anota su progresiva desmoralización con esta distancia casi clínica: “Parece haberse producido en mí un proceso de desdoblamiento, que me lleva a observar el proceso de gradual desmoralización a que estoy sometido y a anticipar el posible desenlace -la desintegración de mi persona-, como un espectador desinteresado. Es algo parecido a ser operado con anestesia parcial.”
Si en ese diario se reflejaba la tarea de construcción de un mundo literario propio, el Diario de 1978 es su reverso: el reflejo de un proceso autodestructivo de desapego hacia la literatura y la vida, tras un intento fallido de recuperación de su voz literaria: “la verdad es que he dejado casi de ser escritor, lo cual no sería malo -ni bueno- si no fuese por el hecho de que, habiendo dejado de ser eso, no he empezado a ser ninguna otra cosa."
Un proceso de desmoralización progresiva que afectó a su vida sentimental y a su actividad literaria y que culmina con estas frases: “escribir ya no me es necesario. Nada más triste que saber que uno sabe escribir, pero que no necesita decir nada de particular, nada en particular, ni a los demás ni a sí mismo. Vale ”
El último inédito es el Diario de 1985, tan breve que tiene su primera anotación el lunes 21 de octubre y la última el 1 de noviembre, diagnosticado ya de sida, con “el miedo metido en el cuerpo” y un profundo desánimo.
Un amplio volumen que no es una autobiografía ni una biografía literaria. Es más y menos que eso, pero sus casi setecientas páginas aportan en su conjunto una información fundamental para conocer su poesía y su vida y, sobre todo, permiten rastrear las zonas de contacto entre su obra y su biografía. Por algo Gil de Biedma es el padre reconocido de la poesía de la experiencia.
Minuciosamente anotados y espléndidamente editados, estos Diarios ofrecen en un cuadernillo central una buena cantidad de fotografías, alguna muy poco conocida, y constituyen un material indispensable para conocer en su dimensión total la obra de uno de los poetas fundamentales de la segunda mitad del siglo XX en España.
Santos Domínguez