Aunque a priori no pueda parecerlo, en el terreno de los medicamentos hay también modas…
En estos momentos cabe decir, a juzgar por lo poco que duran sus existencias en las farmacias, que en lo más alto del candelero estarían los análogos de la GLP1, o de las incretinas (incretinomiméticos).
Originariamente pensados para el tratamiento de la Diabetes Mellitus, lo cierto es que se están usando en una muy superior medida en la lucha contra la obesidad, por su capacidad para reducir el apetito y el peso.
Por ahora, ya que su investigación se encuentra en plena efervescencia, los principales análogos de la GLP1 serían:
Exenatida (Byetta, Bydureón)
Liraglutida (Victoza, Saxenda)
Lixisenatida (Adlyxin)
Dulaglutida (Trulicity)
Semaglutida (Ozempic)
Casi todos ellos constituyen tratamientos inyectables, aunque recientemente, la Semaglutida fue la primera en proclamarse como excepción a esta regla, al lanzar también una presentación oral (Rybelsus).
Se trata de un grupo cuyos excelentes resultados impresionan, como también impresiona su origen: el veneno de la mordedura del Monstruo de Gila, un reptil endémico de los desiertos del sur de los Estados Unidos.
En este sentido, ya que tocamos el tema, cabe añadir que el primer medicamento extraído de un veneno, también el de este monstruo, fue el Captopril (Capoten), que en medicina usamos ampliamente, para bajar la tensión arterial.
No dudo que compartirán Uds. conmigo la idea de pensar que, aún llamándose igual que él, el bichejo no resulta, ni de lejos, tan gracioso como lo era nuestro gran cómico, con su teléfono.