Quisiera dedicarle una, al menos, a la siguiente serie de relatos del Padre Brown, criatura o ente de ficción imaginada por Gilbert Keith Chesterton y que ya forma parte del imaginario colectivo de varias generaciones de europeos, americanos, etc.
Por cierto que no he de olvidar que esta serie sobre los cuentos del Padre Brown está dedicada a nuestro amigo Alejandro, de Venezuela, cuyo blog de los Chocolates para Lucía, merece la pena leer, si es que los calendarios -mayas o no, agobiados o descansados- permiten que podamos disfrutar de sus cortas, profundas e intensamente literarias entradas.El libro de profundos cuentos policiales que siguió a El candor del Padre Brown (The Innocence of Father Brown), compuesto desde 1910 pero publicado en forma de libro en 1911, se titula La Sabiduría del Padre Brown (The Wisdom of Father Brown, 1914), aunque en español se ha traducido también con el título de "La sagacidad del Padre Brown".
Prefiero la primera versión, pues sagacidad se aplica a un tipo especial de sabiduría, la del que analiza las cosas con perspicacia. Sabiduría que a Chesterton le sobraba, que rezuma su literario personaje y que se derrocha por doquier en las páginas de cada cuento, de cada página suya, que 'encierra una felicidad', al decir de Jorge Luis Borges.
De ambas series de cuentos, la mejor traducción -según me parece- es la de don Alfonso Reyes, escritor mexicano de indudable talento y muy buen crítico literario, de quien alguna vez hemos hablado en este blog y cuyas obras admiro por explicar excelsamente los detalles, los caracteres y los aspectos de mayor relieve en muchos autores, obras y tendencias literarias que deleitan mis días y acompañan mis soledades. Reyes fue un escritor admirable, tal vez el que mejor haya captado y traducido al castellano el original inglés.
Chesterton continúa las maravillosas aventuras del aparentemente ingenuo, candoroso y muy observador Padre Brown que, acompañado por su fiel amigo y escudero, el francés Monsieur Flambeau -ahora reconocido detective privado y experto en recuperación de joyas robadas-, se enfrentan a los más dispares y amenos problemas, desde "El paraíso de los ladrones" a un 'cuento de hadas', hasta "La ausencia del Sr. Glass" o el extraño asunto del 'hombre del pasaje'.
Los nuevos doce cuentos que Gilbert Keith Chesterton hubo de ingeniar e inventar para su amable y distraído personaje se constituyen, de nuevo, en un goce magnífico y un buen disfrute para sus lectores, que cada vez solicitaban con mayor empeño conocer las nuevas andanzas del entrañable curita chestertoniano, ese curita con cara de luna, con el paraguas en ristre, su pipa en la boca, y los ojos soñolientos pero siempre vivos y alerta ante cualquier suceso inexplicable, raro o extravagante. Ese curita que prefiere salvar el alma del criminal antes que juzgarle, condenarle y mandarle a la cárcel.Sirvan estas apresuradas palabras como aperitivo al plato principal... En la próxima entrada -que espero poder escribir en breve-, analizaremos cada uno de los cuentos que forman La Sabiduría del Padre Brown.
Me anticipo a otras páginas que irán apareciendo en este blog y hoy quiero desearos una... ¡FELIZ NAVIDAD! Que el nuevo año de 2013 venga repleto de buenas noticias para todos vosotros.Dios os bendiga, queridos chestertonianos, y que Nuestra Señora, la Virgen, os proteja siempre y en todo lugar. Hasta pronto.