A raíz del escándalo por el abultado precio de los nuevos medicamentos para la Hepatitis C me llegan noticias de diferentes países. En este caso se trata de las presiones que ejercen los abogados de una filial de Gilead en Chile para que los dueños de farmacias comunitarias no compren en el extranjero genéricos del famoso por polémico Sovaldi.
La codicia con el negocio de los nuevos tratamientos para la Hepatitis C no tiene fin y existen países que son un paraíso para las multinacionales farmacéuticas menos escrupulosas. Es el caso de Chile que no tiene un sistema de protección y cobertura sanitaria tan extendido como el de España (país en el que la corrupción del sistema sanitario lo mantiene en permanente jaque) y en el que existen farmacias en las que están importando alternativas genéricas desde Egipto para los fármacos Sovaldi y Daklinza.
La política de precios de Gilead, compañía que posee la patente que protege Sovaldi, es muy diferente según sea el país donde decide venderlo.
Mientras que en Estados Unidos (EE.UU.) cobra a 1.000 dólares la pastilla del medicamento la empresa ofreció al gobierno de Egipto suministrar sofosbuvir, principio activo del famoso fármaco, con descuento del 99% sobre el precio cobrado en EE.UU.
Y observamos paradojas como la siguiente: en Marruecos está el Sovaldi más barato del mundo porque a Gilead no le interesaba el mercado marroquí y no presentaron la patente en el plazo reglamentario. Mientras, en España las primeras cifras que se manejaron fueron 60.000 euros por tratamiento que luego bajaron a 25.000.
Después, la plataforma de afectados por la Hepatitis C dio el dato de 13.000 y ahora algunas filtraciones lo sitúan en 7.000-8.000 euros.
En la aldea global el interés de las Big Pharma por los mercados de medicamentos va por barrios o mejor escrito por países. Y Chile ha de ser un país mercado interesante a tenor de lo que voy a contaros. Para el tratamiento de seis ciclos con 28 comprimidos, una farmacia comunitaria (no una tipo franquicia correspondiente a alguna gran cadena, como es habitual ver en América Latina) cobra por ambos productos -Sovaldi y Daklinza- lo equivalente a 5.490 euros.
En Chile esos medicamentos NO están cubiertos por la sanidad pública ni existe ayuda estatal al respecto. El coste en Chile de los “originales o innovadores” es equivalente a unos 108.000 €, uno de los precios más altos del mundo. Así es imposible para los enfermos chilenos tratarse.
Tampoco lo tienen fácil los farmacéuticos que importan estos medicamentos en Chile.
Como puedo documentar, el representante legal del laboratorio Gador, que tiene permiso de Gilead para vender en el mercado chileno Sovaldi, ha escrito a algún farmacéutico para advertirle de que ha importado directamente el fármaco “sin el consentimiento del propietario internacional del producto”.
También que en Chile Sovaldi está bajo patente y por tanto bajo la legislación de propiedad intelectual.
La infracción a tal derecho generará las acciones legales correspondientes por parte del licenciatario del producto”, argumenta.
La farmacia lo que ha comprado es el genérico, sofosbuvir, pero a Gilead no le gusta eso porque le quita mercado y por eso reitera al farmacéutico su amenaza. Lo que me pregunto es ¿para qué sirve un medicamento eficaz si su precio impide a los enfermos intentar curarse?