Revista Cultura y Ocio
"Eia Mater" del Stabat Mater de Pergolesi
Pergolessi (1710-1736) vivió apenas 26 años y seguramente nunca pudo imaginar la repercusión que tendría su obra tanto en Italia como en toda Europa. Nació en Jesi, en el seno de una familia modesta. Su padre, apellidado Draghi, era de Pérgola, en la provincia de Pésaro. De ahí procede el apellido que el músico tomó en vez del suyo: «Pergolesi». Se dice que nació con espina bífida, pero, a pesar de ello, pudo estudiar música con el maestro Francesco Santini. A partir de 1725 viajó a Nápoles, apoyado por mecenas nobles, y allí se perfeccionó con Gaetano Greco y Francesco Durante, con quien trabajó el contrapunto. En 1734 fue nombrado director del coro de la Iglesia de Loreto, pero tuvo que retirarse a Pozzuoli por motivos de salud.
Abordó con igual éxito la música instrumental que la vocal, el género operístico o la música sacra. Compuso cuatro óperas serias entre 1731 y 1735. Entre las primeras podemos destacar La Salustia (1731), El fraile enamorado (1732), Il Flamino (1735) y L’Olimpiade (1735). Las tres primeras fueron estrenadas en Nápoles y la cuarta en Roma. También compuso cantatas, misas, salmos, motetes y el famoso Stabat Mater para soprano, contralto, órgano y orquesta de cuerda. Es la última obra que escribió en 1736, justo antes de morir. Alcanzó gran éxito, llegando a convertirse en la obra más editada del siglo XVIII. Johannes Sebastian Bach utilizó algunos temas de esta obra para su Salmo 51, BWV 1083.
Podemos observar los fecundos que fueron los años 1731-1736, y cómo dedicó atención a todos los géneros que entonces imperaban. No son muchas obas comparando con otros compositores barrocos o clásicos, pero la mayoría de ellas obtuvieron el favor del público y son obras que la historia ha retenido. Pergolesi tenía una gran capacidad expresiva y habilidad formal, sus composiciones son estructuradas y frescas a la vez. Todo en ellas fluye espontáneamente, con sencillez y belleza. El tratamiento de la voz es siempre muy natural, ya sea para expresar el desgarrado dolor del Stabat Mater o los ardides cómicos de una sirvienta que quiere aprovecharse de su amo.
Murió el 17 de marzo de 1736, tras haber cosechado notables éxitos en Nápoles y Roma. En las décadas siguientes su fama por toda Europa. Como su música era tan popular los editores le atribuyeron muchas obras que jamás escribió y que se ha ido comprobando que son de otros compositores. Lo que sí es cierto es que en el siglo XX el ruso Igor Stravinsky le rindió homenaje en su magnífico ballet Pulcinella estrenado en París en 1920, y considerado como paradigma del estilo neoclásico.
Además, como maestro y modelo de la escuela napolitana, Pergolesi tuvo una gran influencia en los compositores españoles del siglo XVIII. Recordemos que Nápoles era un lugar de estudio casi obligado para los futuros maestros de capilla hispanos y la mayoría pasó por allí. El estilo de Pergolesi, especialmente en la música sacra, correspondía perfectamente a lo que los españoles podían integrar en sus obras. Por un lado, la claridad del texto, y en alguna manera su primacía, convenía al espíritu de la contrarreforma tan presente en España. Por otro lado, la sencillez y expresividad de las melodías de Pergolesi casba con el espíritu latino que también sentían los compositores españoles del siglo XVIII. Y así, la influencia de Pergolesi está presente en las obras de Francisco Javier García Fajer y de muchos de sus discípulos, como García de Carrasquedo.