En la séptima temporada de "Portlandia", esa comedia maravillosa de Fred Armisen y Carrie Brownstein que disecciona la sociedad urbanita a golpe de parodia, hay una trama en la que se reivindica el poder de los hombres. Una pareja de un padre y un hijo (éste interpretado por Carrie Brownstein) se hacen preguntas del estilo "Qué pasa con los hombres?". Piden firmas, componen un rap y organizan un cineforum para hablarles a los chavales de directores que no conocen como Brian de Palma, que ya está bien de tanta Kathryn Bigelow... porque parece que por fin, en 2017, el feminismo es tendencia.
The good fight, Big little lies, Feud, The handmade tale, son series en las que las mujeres son las protagonistas absolutas. Girlboss es una de ellas y como no, su productora ejecutiva, Charlize Theron, una de las feministas más influyentes. El problema viene cuando los rumores y noticias sobre la vida real de la protagonista, la millonaria del mundo de la moda Sophia Amoruso, que creó de la nada y en tiempo record la plataforma de venta online de ropa vintage Nasty Gal, ensombrecen el discurso y el feminismo desaparece.
Yo, que soy poco de leer artículos antes de ver una serie, no me había enterado de nada. No sabía de polémicas, ni lo que era Nasty Gal, ni conocía la autobiografía de Sophia. Así que simplemente vi la serie. Y me encantó.
También es verdad que siento mucha empatía hacia las locas integrales. Esos personajes supuestamente fuertes, egoístas, petulantes e inmaduros me fascinan. No es casualidad que la propia Charlize haya sido el mismo personaje en la obra maestra de Jason Reitman "Young adult", una mujer estancada en los 80 que no podía avanzar. Jason Reitman y Diablo Cody apostaban por una no evolución y su personaje acababa en el principio.
Aquí, no olvidemos que estamos en una comedia y que ya parte con un aviso: "Esto es una versión bastante libre de una historia real". La showrunner Kay Cannon (30 Rock, New Girl) sabe bastante de gente insoportable y mucho más de cómo convertirla en entrañable y si encima tenemos a la preciosa Britt Robertson que parece que en su vida ha matado una mosca, no hay más que hablar: La zorra es nuestra mejor amiga. Por más que la verdadera Sophia Amarouso sea una arpía despiadada, nosotros estamos entregados.
La primera temporada hace un recorrido por los primeros años de la vida empresarial de Nasty Gal, que va del año 2005 a 2008 y es muy gracioso comprobar que a pesar de ser hace escasos 10 añitos, aquello sin Facebook y sin smartphones parecía el paleolítico (maravilloso el capítulo que muestra un foro de internet que discute frente a frente en una mesa redonda). La serie no pretende ser un panfleto de autoayuda para dummies, ni una oda al feminismo, más bien critica la personalidad egocéntrica de Sophia y repasa los aspectos más importantes de su vida: la problemática relación con su padre, el vacío de su madre que la dejó siendo niña, su pareja, su mejor amiga... y la verdad que hay capítulos que podrían entremezclarse porque el hilo conductor que es la creación de la empresa no tiene más que 4 momentos álgidos. Simplemente son apuntes bien contados, bien escritos, emocionantes a veces, de la vida de una chica que ha llegado a lo más alto y que como todos los genios solitarios, básicamente lo que busca es el amor.
Realmente leyendo noticias actuales sobre la vida de Sophia Amouroso nada me extraña. No es lo mismo llevar una empresa tú sola que tener 50 empleados y en la vida real una es zorra hasta que se muere. Pero para eso está la ficción, para hacer que los personajes crezcan, recapaciten y te hagan llorar. Y a la mierda las noticias de Google.