Recientemente ha terminado una de las series famosas de HBO. Se fue Girls y nos dejó seis temporadas de chicas que buscan un lugar en la vida. Una idea creada, escrita, dirigida e interpretada por Lena Dunham. La más ama del condado.
Como siempre llego tarde, fue ayer cuando me puse con esta serie. Y cayó la primera temporada completa. Me reí mucho. Será mi tendencia a las vidas mediocres que respiran entre mucha mierda. Debe ser marca de la casa en HBO: Los Soprano, The Wire, Juego de Tronos… Voy a dejar un hueco antes de enfrentarme a la segunda temporada.
Pero la serie es sobre el amor. En una época que estas cuatro letras tienen tan poca credibilidad (y mucho menos en HBO) me fascina la idea de que la serie sea tan genial. Es graciosa, es indie, es ñoña, es divertida, es humana, es tan Problemas-del-Primer-Mundo. Todo comienza cuando a Hannah Horvath sus padres le retiran el sustento económico y se ve obligada a pagar el alquiler y su nivel de vida de neoyorkina. Agua fría sobre una fofisana.
Love Love is strange Lot of people Take it for a game Once you get it You never want to quit, no no After you’ve had it You’re in an awful fix
Una publicación compartida de Lena Dunham (@lenadunham) el 16 de Abr de 2017 a la(s) 4:39 PDT
Girls sigue la vida de cuatro chicas recién salidas de la universidad en Nueva York. Unas pijas, otras más pueblerinas. Como guiño la serie empieza marcando distancias con Sex in the City. Esta no es una serie sobre chicas en una ciudad de lujo sino más de cafeterias al estilo de La desaparicion de Eleanor Rigby.
Girls habla sin complejos de sentirse inútil, patosa e inocente. Pero nunca acepta quedarse quieta o darse por vencida. Y es ahí donde tiene la serie la fuerza. Somos así: disfrutémoslo. Hannah por ejemplo vive rodeada de compañeras guapísimas pero que también tienen una vida tirando a cutre. Su novio es un seudoartista con el que solo folla pero no consigue sacarle una sola frase con sentimiento. Ella es explosiva, él necesita implicarse al 100% o sino no se mueve. Por cierto es un lujo tener a Adam Driver (al menos la primera temporada).
No recuerdo ninguna película o serie en la que se explote tanto el baño como lugar de reunión de la cotidianidad, de la frase acertada o del (des)consejo atinado. Otra vez: somos así y así nos sentimos. Si decía que la serie es sobre el amor no podía faltar el sexo en HBO. Sexo sin complejos, anodino, bruto, cruel, egoista y con mucha carne. Pero también pasional. A al menos una de las protagonistas el sexo la persigue como maldición, como condición inefable de madurez. Pero también es un sexo que pude doler, que puede construir pero también destruir relaciones. A veces necesitamos acercarnos mucho a una persona, tanto que no respiramos. La serie ahí explora lo que muchos llaman relaciones tóxicas o posesivas, pero no solo a nivel sexual sino también por un exceso de cotidianidad debido a la inercia. Lena Dunham parece decir que siempre hay que vivir alerta y despertar.