A finales del siglo XX tras la caida del muro de Berlín (1989) y la desintegración de la Unión Soviética (1991), las ciencias sociales empezaron a plantear lo que caracterizaba el nuevo período histórico. Así se inició lo que se denominó Globalización, de lo que estamos hablando en estos últimos artículos. Los ataques del 11S en Nueva York en el 2001, la introducción efectiva y física del euro en el 2002, la matanza del 11M en Madrid en el 2004, la crisis financiera del 2008 y la preocupación por el cambio climático, han reforzado la idea de que vivimos en un mundo interconectado.
EL FENOMENO TECNO-ECONOMICO. LAS TIC
Stiglitz definia la globalización como "la integración más estrecha de los países y los pueblos del mundo, producida por la enorme reducción de los costes de transporte y comunicación y el desmantelamiento de las barreras artificiales a los flujos de bienes, servicios, capitales, conocimientos y personas a través de las fronteras y es enérgicamente impulsada por las corporaciones internacionales"
La innovación tecnológica, hizo posible un gran incremento de las transacciones comerciales y los movimientos de capital y conocimientos entre países, de forma que las economías nacionales se han ido integrando y son más dependientes unas de las otras. El actor principal en este nuevo escenario dejaría de ser el Estado, para pasarle el rol protagonista a las grandes corporaciones.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), han sido consideradas como la columna sobre la que se asienta la tendencia globalizadora. Pero, ¿las TIC son una auténtica revolución como lo fue en su día la máquina de vapor? ¿Qué incluyen las TIC? Estas tecnologías tienen tres características clave que son: interacción, omnipresencia y extensión. Las TIC han significado una revolución por la interacción de tecnologías que afectan a todas las áreas de la actividad humana y por la velocidad increible con la que se han propagado. Debido a la importancia de las TIC como productoras y distribuidoras de bienes y servicios y en cuanto que afectan a la vida social, se podría hablar de un cambio de concepto, de una sustitución, ya que la "sociedad de la información", sustituye a la "sociedad industrial".
EL PAPEL DE LAS EMPRESAS MULTINACIONALES
Las multinacionales pueden señalarse como el sujeto o agente principal de la Globalización, siendo de esta manera un proceso no anónimo ni misterioso. Podríamos ver iniciado el proceso globalizador, como una reacción de las empresas a las crisis económicas de los años 1973 y 1974. Estas crisis se caracterizaron por un muy bajo consumo, por un under comsuption, dicho en inglés. La alternativa para las empresas, fue la de buscar nuevos mercados y expandirse fuera de sus territorios tradicionales, impulsando la globalización del comercio. Por tanto, la producción de las empresas pasó a ser global también.
Al existir comercio global y producción global, el capital también se globalizó y los mercados financieros se interconectaron más estrechamente. Todo lo anterior, requiere una gran capacidad de comunicación y movilidad de las empresas. La capacidad de mover la información, los productos, los servicios y el capital, pasó a ser clave para la productividad ventaja competitiva para las empresas.
Debido a ese crecimiento global interrelacionado, el poder y el efecto de las grandes empresas multinacionales, en términos económicos, políticos, sociales y culturales, es enorme e impacta de modo claro en todos los ámbitos de la vida, desde el medioambiental, hasta la cultura del trabajo, además de los temas de identidad de las comunidades y de legislación dentro de los Estados-Nación.
Quieran o no, las multinacionales provocan transformaciones importantes allá donde se instalan, especialmente en los países en desarrollo. Una rápida industrialización de las sociedades tradicionales, genera consecuencias sociales, culturales y políticas, desde la urbanización al papel de la mujer, pasando por el uso que el stado haga de las contribuciones empresariales.
Las consecuencias de la entrada de la multinacional en un país, se vuelven a menudo contra la propia empresa, que sin pretenderlo -no siempre-, se ve involucrada en asuntos sociales, culturales y políticos para los que está poco preparada. A ello, hayq ue añadir la reacción de la opinión pública en los propios países de orígen de las empresas y en los países de destino, y las relaciones diplomáticas e intereses geopolíticos de los Estados involucrados.
Las multinacionales son vistas a menudo, como los villanos de la historia y son percibidas habitualmente como gigantes con pies de barro que se mueven torpemente y con dificultad en ámbitos sociales, políticos y culturales. Posiblemente, esa percepción, se la han ganado a pulso.