Glòria Estopà dando instrucciones al banquillo durante el partido. Foto: Toni Delgado / Cronómetro de Récords.
Toni Delgado / Sant Adrià de Besòs
No parece casualidad que Glòria Estopà (Sabadell, 1977) naciese un 1 de mayo. Se vacía en su oficio, es muy generosa y siempre va de cara. "No tengo nada que esconder", explica la entrenadora del Bàsquet Femení Sant Adrià, que simbólicamente nos abre las puertas del vestuario para mostrarnos esos detalles invisibles que muchas veces prensa y afición no tenemos en cuenta. "Después de un partido, sólo tengo ganas de llegar a casa y descansar", reconoce Glòria Estopà después de la vital victoria ante el Stadium Casablanca (67-52).
—¿En vuestro guión estaba que Mariam Coulibaly fuese la jugadora determinante hoy? Con 21 puntos y 15 rebotes (30 de valoración) ha acabado como MVP de la jornada de la Liga Día. Un equipo que está en la zona baja como el nuestro necesita que todas las jugadoras sean importantes los minutos que jueguen. Que haya aparecido Mariam [Coulibaly] también es fruto del gran trabajo de la línea exterior. Robyn Parks y Milica Jovanovic, los dos últimos fichajes, nos permiten abrir mucho el campo y eso facilita que Mariam tenga todavía más fuerza en la pintura. —A los 5m 27s Mariam Coulibaly se ha cargado con dos faltas personales. Para mí la segunda ha sido un tapón a favor limpio. Sin ella y con Minata Keita, Milica Jovanovic, Meighan Simmons o Helena López, el Bàsquet Femení Sant Adrià ha seguido siendo superior al Stadium Casablanca en la primera parte. Minata Keita ha salido y nos ha ayudado muchísimo. Ostras, sin su trabajo no habríamos podido reservar a Mariam Coulibaly hasta la segunda parte. Buscamos el protagonismo para todas las jugadoras. Luego, claro, por números o por lo que sea, siempre hay quienes destacan más. Coulibaly se puede convertir en una de las cincos determinantes de la Liga Día: está mejorando el tiro exterior, juega con más de pausa dentro de la zona... Intentamos que genere y reparta más juego. Pero, claro... ¡Es que tiene 21 añitos! A veces, como la vemos tan grande, tenemos la sensación de que Mariam lo tiene que hacer bien todo. A las jóvenes tenemos que exigirles, pero también ser pacientes con ellas y ayudarlas. —Los parciales que encajáis fuera de casa en la segunda parte, excepto en Bembibre y Gernika, son escandalosos. Tienes razón. En el descanso siempre hablamos del tercer cuarto, nuestra flaqueza muchas veces. Un parcial de 5-0 en contra no se tiene que convertir en un 20-0. El baloncesto es un juego mental en el que el más fuerte es el último en caer. No pasa nada, nos podemos equivocar. No sé qué pensáis los de fuera, pero creo que nos estamos haciendo más fuertes mentalmente. —En casa sí que habéis competido siempre. ¿Pesa tanto el Marina Besòs? Sí. Ambientes como ante el Valencia Basket, el Uni Girona, el de hoy ante el Stadium Casablanca y el que seguramente viviremos ante el CB Bembibre son un chute de energía para las jugadoras. Tenemos que entender que podemos jugar así a domicilio, aunque no tengamos la fuerza de nuestro público. —¿Contra el Valencia Basket fue cuando el equipo cambió el chip? Estoy de acuerdo. Jugamos como nunca hasta entonces. Vimos cuál era el camino. Nos vino muy mal que después de ese partido hubiese un parón por las ventanas FIBA. Necesitas tiempo para que haya cohesión en un grupo con jugadoras de tantos sitios y que no han jugado juntas antes. —Quizás la pregunta es demasiado directa, pero... ¿Imani Wright llegó a aterrizar?Seré igual de directa: no. Vimos que tenía aptitudes y cualidades, pero creemos que no aterrizó nunca. Ni el cuerpo técnico ni el club ni sus compañeras supimos ayudarla a que se adaptase. A veces, las cosas no salen como queremos. —A veces, las cosas salen todavía mejor... Su sustituta fue Meighan Simmons. Por su actitud dentro y fuera de la pista con sus compañeras y el público parece una canterana. Tal cual. A Meighan Simmons le puedes hablar de todo, es muy receptiva, te pregunta, tiene una gran actitud... Es impagable contar con una americana de su nivel humano y deportivo. —¿La salida de Hailey Dunham fue una cuestión más de rendimiento que de actitud? Lamentablemente, Hailey Dunham no alcanzó el nivel que esperábamos de ella y tuvimos que tomar una decisión dura. Muy dura. Como jugadora y persona es excepcional: es muy profesional, estaba implicada en el proyecto y rendía en los entrenamientos. Aunque a la hora de competir, creemos que Hailey Dunham se encalló mentalmente. Tuvimos conversaciones con ella para ayudarla, pero no lo conseguimos. A veces, la cabeza no nos deja hacer ese clic tan necesario. Quizás a Hailey, y es mi opinión, le pudo la presión de ser una americana que tenía que marcar diferencias y no hacerlo. Creíamos en ella. Quizás con una cabeza más fuerte, Dunham habría triunfado antes. Llegó al club con 30 años, no era un melón por abrir, sino una deportista consagrada que ha vivido y jugado en muchos países. Con ella estábamos gastando una ficha importante en la que no nos podíamos permitir un rendimiento tan bajo en cuanto a números. —Falle, acierte, coja un rebote, pierda una pelota... Maria Jespersen siempre tiene la misma actitud. Me parece una todoterreno que quizás no te meta nunca 20 puntos, pero que hace muchísimas cosas y no baja los brazos. Es una lástima que se haya lesionado porque estaba yendo de menos a más. Maria Jespersen comenzó muy mal, como el equipo. Por cómo es, muy exigente y muy trabajadora, sabíamos que rendiría. Sólo necesitaba confianza y no tener prisa. Cuando veía que las cosas no le salían, se sentía frustrada por no ayudar al equipo. Lo quería todo ya. Es la mentalidad de la juventud. Son la Generación del Botoncito. —Del clic y ya lo tengo. Necesitan entender el error como parte del proceso. Están en el Bàsquet Femení Sant Adrià, un lugar ideal para comenzar su camino, pues aquí disponen de minutos, confianza... Maria Jespersen sí pudo hacer el cambio de chip. Ojalá podamos mantenerla la temporada que viene. Si sigo como entrenadora, me la quedaría. Rendirá el doble porque ya sabe de qué va la historia. —¿Durante este tiempo te has sentido ahogada?No. No me da vergüenza reconocerlo: se me han caído las lágrimas después de algunos partidos. Siempre tienes tu momento de pasarlo mal. En mis últimos años de jugadora empecé a reducir los instantes de tristeza y alegría. Tienes que tirar adelante muy rápido. Pasar página, incluso cuando ganas. Diez minutos después del partido ya estás pensando si le darás fiesta o no al equipo mañana. —Lo primero que me comentaron de César Aneas es que es muy pasional e implicado. César tiene ADN de primer entrenador de cualquier equipo de esta categoría. Siempre me dice que somos dos raros... Supongo que es porque tenemos una manera bastante pasional de vivir el partido desde el banquillo. —Él se mueve mucho, pero tú no tanto. Ambos gesticulamos mucho en los entrenamientos, pero quizás sí que es verdad que durante el encuentro me controlo un poco. Trato de estar más fría. César Aneas nos transmite fuerza y energía. Me encanta tener cerca a personas que nos hagan creer que podemos. No me gusta llevar sola los entrenamientos: Miki [Calderón] trae ejercicios, César igual... Todo el cuerpo técnico me hace crecer, desde Bachi [Víctor Ciavattini, el preparador físico], que hace su trabajo a la perfección y lo tiene todo controlado, al resto. Pienso que antes de la llegada de César ya estábamos en buena dinámica de entrenamientos, pero no se había traducido en buenos resultados en pista. César se estrenó justo con la victoria ante el Araski y está claro que nos está ayudando mucho. Siempre quiero que todos los miembros del cuerpo técnico se sientan partícipes. Es más enriquecedor para el equipo. Yo sola no podría con esto. —¿Admiras a tus jugadoras? A Bachi siempre le digo: "Las jugadoras, primero". Ellas son las protagonistas y el cuerpo técnico está a su disposición. Las jugadoras, claro, tienen que alimentarse bien, cuidarse, ser responsables y respetuosas con el equipo... Por ellas siento una mezcla de respeto y admiración por su persistencia, por su predisposición y actitud, sobre todo, tras las derrotas. —¿Has temido por tu puesto?No. Aquí nadie tiene el sitio asegurado. Soy una más. Cuando las cosas no iban bien, puse mi cargo a disposición del club, que me dio su voto de confianza. Le dije al presidente que lo primero eran el equipo y las jugadoras y que me apartaría si lo consideraban oportuno. Estoy muy agradecida de la confianza que me han mostrado. Tengo muy claro que en otro sitio habría perdido el puesto en la séptima jornada [seis derrotas y una victoria]. Esta profesión es así. Con los entrenadores y entrenadoras ocurre lo mismo que con las jugadoras: no somos máquinas y sí personas que intentamos dar nuestro 100%. También necesitamos que se tenga paciencia con nosotros y nosotras. Nadie quiere perder los cuatro primeros partidos, como fue nuestro caso, ni ocupar una plaza del descenso. Ahí estamos, de momento. Hay plantillas que han dado un salto de calidad y creo que estamos donde pensaba. ¿Que podríamos estar una o dos posiciones más arriba? Sí. Pero sabía que sería muy duro. —¿Cómo está ayudando al equipo Cristina Hurtado? Afortunadamente la operación ha ido bien y ya camina. Viene más días, vuelve a viajar con el grupo... A Cris Hurtado no la veo como una delegada, sino como una jugadora lesionada que hace el mismo papel que en los últimos años, que mantiene activo al banquillo, pero que no pude participar en la pista. Es vital para el club.
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