Revista Cultura y Ocio
Los primeros rayos del sol acarician las efigies de las imponentes estatuas que franquean la entrada a Abu Simbel. El Queen of the Nile continúa anclado en las proximidades, y en los camarotes de lujo empieza a oírse en molesto campanilleo de los despertadores. El calor aumenta constante e inmisericorde; es preciso desayunar temprano para aprovechar las horas más frescas de la mañana, n šāʾ Allāh.
Marlene Schloss, profesora asociada de literatura alemana medieval en la Universidad de Bonn, sonríe complacida en la penumbra. A su lado, la lenta respiración de Àlex le confirma que todavía duerme, ignorante del giro de trescientos sesenta grados que han provocado sus caricias en la vida - o, mejor dicho, en la muerte- de Marlene Schloss. Contempla la espalda de su amante, y descubre que sobre la piel joven y elástica luce un tatuaje en tinta negra, que avanza en línea recta desde un omóplato al otro: una fórmula matemática. Acerca su mano derecha y, con el dedo índice, acaricia suavemente el primer símbolo, parecido a un triángulo o a una pirámide. Puntiagudo, como la A de Álex. Como la punta de su lengua que, anoche, le descubrió caminos de placer desconocidos hasta entonces.
Le resulta imposible descifrar el sentido de la fórmula. Es mujer de letras en un mundo de jeroglíficos, mas no se inquieta. Tiempo habrá para preguntar a Álex por su significado. Recuerda la larga conversación que mantuvieron ayer noche, antes de que el alcohol, el calor y la conciencia de saberse sola y libre en país extraño la llevaran a liberarse de prejuicios y lanzarse a la aventura. Sí, está segura: Álex le explicó que estudió Física en la Universidad Autónoma de Barcelona. Le apasionaba el principio de indeterminación de Heisenberg.
Álex empieza a despertarse. Se despereza y gira su cuerpo hacia el de Marlene. Sus ojos se encuentran, y es en ese momento cuando Marlene decide que no va a hacerlo.
Un año atrás, en su solitario despacho de profesora universitaria, Marlene decidió morir. Planeó ingerir, en la mañana de su próximo cumpleaños, una cantidad considerable de barbitúricos, y acabar con su existencia monótona y sin sentido. No deseaba morir, sin embargo, en las frías calles de Bonn. Desaparecería lejos de todo, en Abu Simbel. Desde pequeña deseó viajar a Egipto; una ilusión que por motivos profesionales y personales tuvo que postergar en diversas ocasiones. Qué mejor excusa que la propia desaparición, para decidirse por fin.
Al cruzar sus ojos con los de Álex en el camarote del Queen of the Nile, Marlene comprende que - como decía Livia Barbany, su escritora preferida- la vida tiene más imaginación que nosotros. Sintiéndose de nuevo flecha en los caprichosos dedos del destino, se deja lanzar de nuevo a la emoción de la incertidumbre, mecida por la urgencia insoslayable del deseo.
Glücklicher Geburtstag, Marlene. Es el 28 de abril de 2010. El día de tu cumpleaños.