Hay que ver lo que da el caso Gürtel para llenar páginas y páginas de periódico, tinta y aliento, en papel, radio y televisión. Pero se ve que no es algo pasajero, ni simple distracción o cortina de humo, porque está salpicando a la gente con la que menos se contaba que sería salpicada. Hablo no sólo de Camps, que en la Comunidad Valenciana es precisamente uno de los sitios donde es más fácil que se encuentre a alguien en estas tramas, por el grado de corrupción al que los valencianos parecen no tener tope, sino de gente tan dispar como Ana Mato, ministra de Sanidad.
Bárcenas
Pero lo de Bárcenas es aún peor. Hoy nos dicen que lo echaron (o que no le devolvieron su puesto como trabajador del PP después de su andanza política), lo cual está muy bien, para que se vea que en el partido no se contratan o recontratan imputados del Gürtel. Entonces van y le pagan el finiquito, pero ¿cómo? Pactan pagarlo en mensualidades. ¿Pero dónde se ha visto eso? Yo, de hecho, no sabía ni que se podía hacer.
Así que el tío, durante todo este tiempo, sigue utilizando su despacho, su secretaria (a cargo del PP), sus abogados para el Gürtel (también a cargo del PP). No trabajaba para el PP, pero trabajaba en sus oficinas, ¿haciendo qué? Ah, sí, preparando sobres para altos dirigentes del PP.
Pero no es hasta que descubren el choriceo de Suiza, con 22 millones del ala en cuentas sin impuestos, cuando deciden sacarlo fuera del todo. Muy sospechoso, y más que de él, del partido en sí.
El juez Garzón
Podría parecer que no tiene nada que ver con esto, el noble y sabio juez Garzón, pero con mis particulares teorías de la conspiración, le he encontrado un hueco en esta fiesta. Me ha dado por pensar que si el juez Garzón estuviera aún en activo en España, otro gallo les cantaría a todos estos, y entonces se me ha encendido la bombilla.
¿No será que nuestro Elliot Ness español se estaría acercando demasiado? Lo de meter las narices en asuntos de gangsters siempre ha sido mal asunto. La memoria histórica, las escuchas del caso Gürtel, no sé, no sé. La cuestión es que como estrategas no se les da nada mal a nuestros chicos del PP, pero España atraviesa un momento en el que hace falta honestidad, y no tenemos un político que pueda hacer gala de ella.
Esperanza Aguirre
Lo siento, nunca me ha caído bien, ni siquiera ahora que hace las cosas como toca, aunque en realidad en el fondo le conviene a sus intereses. Cuando abandonó la presidencia de la Comunidad de Madrid, creí por un momento que era por el tema del macrocasino, pero cuando salieron los papeles de Bárcenas...
Mi conjetura, que no deja de ser eso, es que ella llamó a El Mundo para levantar la perdiz, y envió los papeles del Bárcenas a El País. Debo estar muy equivocado, pero después de sus últimas intervenciones cada vez tengo menos dudas.