El régimen de Nicolás Maduro está instalando gradualmente su propio sistema de racionamiento -aplicando en Venezuela una versión tecnológicamente más sofisticada del mismo mecanismo de distribución de miseria aplicado por décadas en Cuba- aún cuando la nación petrolera se jacta de contar con las mayores reservas de crudo del mundo.
El gobierno está presionando a los supermercados para instalar sistemas electrónicos de verificación de identidad en sus cajeros y para limitar los días en que los consumidores pueden ir de compra, dependiendo del dígito con que terminan los números de sus cédulas de identidad.
“Esto viene ocurriendo, y cada vez los controles son mayores. Fueron anunciados hace tiempo en el [estado] Zulia y en algunas cadenas públicas, como los Abastos Bicentenarios y Mercal”, advirtió Roberto León Parilli, presidente de la Asociación Nacional de Usuarios y Consumidores.
“Lo que ahora se está tratando de hacer es masificarlo, llevarlo a toda la economía, a todas las cadenas de supermercado públicas y privadas”, agregó Parilli en una entrevista telefónica desde Caracas.
En lo que generó gran sorpresa entre los consumidores, la cadena de supermercados Central Madeirense, una de las mayores del país, anunció el fin de semana que limitará las ventas de productos regulados dependiendo de los números de cédula de sus clientes.
“Por sugerencia de la Superintendencia de Precios Justos y la Defensoría del Pueblo, le informamos que los productos regulados se podrán adquirir en las sucursales de Central Madeirense por el terminal del número de cédula”, anunció la cadena en carteles publicados en sus tiendas.
Bajo la normativa, el consumidor solo tendría acceso a los productos regulados, que incluyen alimentos y productos de gran consumo, dos días a la semana, limitándose las ventas del lunes a los números que concluyen con los dígitos 0 y 1, las del martes al 2 y 3, las del miércoles al 4 y el 5, los jueves al 6 y el 7, los viernes al 8 y el 9, el sábado del 0 al 4 y el domingo del 5 al 9.
No obstante, “es importante destacar que la compra es semanal, por lo cual si hace la compra entre semana (lunes a viernes), e intenta comprar de nuevo el mismo producto el fin de semana (sábado o domingo), el sistema lo invalidará”, advirtió el cartel.
Los productos regulados incluyen alimentos como harina de maíz, arroz, carne de res, pollo, leche, café, azúcar, agua mineral, aceite para freír, jugos de frutas, compotas, pastas, sardinas, cacao, y queso, entre otros productos comestibles.
También incluyen artículos de higiene de primera necesidad, como jabones, crema dental, champú, pañales, toallas sanitarias, papel higiénico, afeitadoras, detergentes, cloro, desodorante y limpiadores de piso.
Estas medidas son tomadas por la Central Madeirense y otras tiendas en momentos en que la escasez llega a niveles nunca antes vistos en el país.
Para el economista Alexander Guerrero, el índice de escasez en los últimos seis meses ha pasado desde un 30 por ciento a más de 52 por ciento, proporciones no muy conocidas en Venezuela dado a que el Banco Central dejó de publicar esos números el año pasado.
“Eso significa que da cada diez productos que sales a buscar, consigues nada más cinco. Los otros cinco no los consigues en ningún lado, incluso si sales a buscarlos en distintas tiendas”, dijo desde Caracas el presidente de la firma TecnoEconomica.
“En bienes de la canasta básica, que son como 16 bienes, allí la escasez llega a 100 por ciento durante períodos de tiempo. Desaparecen y luego vuelven a aparecer por unos días”, agregó.
La grave crisis de abastecimiento – que se produce a menos de un año de lo que fue la más prolongada bonanza petrolera del país — ha llevado gradualmente a los venezolanos a pasar sus días haciendo colas en las afueras de los supermercados, con la esperanza de encontrar en algún lado leche o compotas para el bebe o jabón de baño para la casa.
“La gente vive rotando de supermercado en supermercado”, dijo Guerrero.
Anuncios como el realizado por la Central Madeirense podrían reducir las enormes colas que se han estado formando frente a sus tiendas, pero llevándolas a esperar en sus casas por la oportunidad de ingresar a la fila.
La escasez aunada a los sistemas de identificación para captar las huellas dactilares de los consumidores en las cajas registradores de algunos supermercados ha hecho que algunos analistas consideren que el régimen de Maduro está por implementar una versión tecnológicamente más sofisticada de la tarjeta de racionamiento utilizada en Cuba.
“Un captahuellas en el medio de una economía de gran escasez es equivalente a una tarjeta de racionamiento, sea o no diseñado para eso”, dijo el presidente de la firma Datanálisis, Luis Vicente León, en su cuenta de Twitter
El tema es que el gobierno está saliendo a tratar de resolver el problema buscando manera de poner orden en la cola, en vez de crear mecanismos para aumentar la oferta de productos a través de medidas que incentiven la producción interna.
“La base original del problema es que no hay producción ni importación suficiente ni confianza en los consumidores y el mercado se altera. En un proceso de deterioro de producción privada, expropiaciones improductivas e importaciones públicas ineficientes y corrompidas”, explicó León de Datanálisis.
Con información de: ENH